Cuando el equipo del técnico Simeone, en el Torneo Apertura 2008 quedó en última posición, algunos tibios comentarios empezaron a resonar en cuanto a la gestión de José María Aguilar como presidente de River. El periodista y locutor Víctor Hugo Morales, con pruebas concretas y haciendo un análisis válido sobre el panorama de River como institución deportiva, denunció permanentemente durante un buen tiempo a aquella dirigencia corrupta, que hizo lo que Menem al país con el club más prestigioso de la Argentina.

Mientras que Aguilar y sus secuaces daban notas a todos los medios, tan obsecuentes, -salvo la excepción a la regla que es Víctor Hugo- y hablaban de un progresismo mentiroso y de su amor a un club que dejaron en la ruina, estafando a los socios y a los simpatizantes, las arcas del monumental se descascaraban y River Plate, aquel que había sido el más grande y que lo seguirá siendo, empezó su noche más triste.

En condiciones paupérrimas, la nación riverplatense eligió para salvar a un club en 'coma 4', a un verdadero prócer de los 'millonarios' y del Fútbol argentino: Daniel Passarella, quien fue escogido en una reñida votación. En este fútbol argentino corrompido por los poderosos, donde los árbitros no juzgan con la misma vara a todos lo clubes, y dominado por un viejo Julio Humberto Grondona, Passarella debía salvar a River como institución y lo hizo. Pese a que la entidad debió jugar un año en la segunda categoría, el River sin inferiores, vendidas clandestinamente a clubes europeos; que hipotecó el monumental, que tenía deudas sin patrimonio y que iba camino a ser lo que fue el San Lorenzo de los años '80, resurgió, con ahorro, con raciocinio, con paciencia y con dignidad.

Durante su gestión tuvo que apelar al verdadero patriotismo de aquellos que en verdad amaban a River, como el "pelado" Almeyda, y que sólo bajo una conducción fuerte como la del 'Kaiser' podían salir de una situación tan terrible. Cuando denunció a la gestión de Aguilar por fraude y se encontraron pruebas para apresar a la ex dirigencia que dejó a River en la peor situación de su historia, Grondona y la FIFA amenazaron con sancionar al fútbol argentino entero, dado que por estatuto, la justicia de ningún país puede intervenir a este organismo; claro nos enteremos tarde que Aguilar fue nombrado secretario por FIFA meses antes de concluir su mandato.

Contra todos esos poderes se enfrentó el bicampeón mundial. Luego, las peleas y el desenlace que terminó con River descendiendo, hecho que lo desprestigió; otra estrategia urdida por la mafia, que es la AFA. El resto se sabe.

La nueva dirigencia tomó un club aún endeudado, pero con un capital inmenso. River Plate fue campéon mundial juvenil y campéon juvenil de América, con una conducción, la de Domenech, que generó grandes valores durante el 2012 y el 2013, para que la actual gerencia de D'Onofrio pueda tener un panorama esperanzador.

Cientos de jóvenes promovidos y que son patrimonio de la institución, como Pezzela y Balanta, o Driussi y Simeone, fueron formados en las canteras que reconstruyó Passarella.

D'Onofrio denuncia a quien, seguramente cometió errores, pero no desde la mala fe, en un acto de verdadera injusticia.

Passarella será sobreseído, pero la propaganda generada en su contra y difundida por periodistas inmorales que responden sólo a intereses económicos, dañará por un tiempo la imagen de este verdadero hombre de bien, que ayudó a este presente de River.

Por todo eso se merece un monumento, no denuncias en su contra.