Los incidentes quedarán en los anales de la historia del fútbol argentino y mundial. Pocas veces se vio algo parecido, y peor que todo eso fue la sanción que le dieron después. El jueves, la cancha de Boca se convirtió, durante más de dos horas, en escenario de la destrucción total del fútbol en Argentina. No solo por lo mal jugado que estuvo el partido, sino porque durante el entretiempo, y antes que arranque la segunda parte, más de un jugador de River pudo haber perdido la vida.

No hace falta repasar lo sucedido. En el inconsciente colectivo de todos quedará la cara de Ponzio con los ojos rojos, casi sin poder ver, la búsqueda de aire de Kranneviter, las palabras de Funes Mori mientras mostraba cómo se había brotado. Nadie se olvidará, tampoco, de los jugadores de Boca aplaudiendo para el lado de La 12, y de la actitud patoteril que gran parte de los hinchas tuvieron hacia el Millonario. Pero ante todo esto, hubo algo que en vez de apaciguar las aguas las removió mucho más.

La Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) le aplicó una sanción a Boca que es casi de risa. Más allá de lo que se venía hablando, lo único que se ratificó fue que el Xeneize quedó descalificado de la Copa Libertadores de América 2015, por lo tanto River enfrentará a Cruzeiro el próximo jueves a partir de las 22 horas.

"Imponer al CLUB ATLÉTICO Boca Juniors una sanción consistente en jugar sus próximos cuatro (4) partidos como local en competiciones oficiales organizadas por la CONMEBOL a puerta cerrada", dice el segundo punto del comunicado, que le cayó bastante bien a la dirigencia azul y oro pero que demostró a la vez el peso específico que tiene Boca tanto a nivel sudamericano, en lo que se refiere a la televisación de sus partidos, y lo que con un poco de historia es posible: bajar considerablemente una pena que merecía, y debía, ser mucho más severa.

Jugar sin público local los próximos cuatro partidos por competiciones internacionales sólo podrá afectar, en menor medida, la economía de un club que se encuentra saneado. Y una multa irrisoria de 200 mil dólares, Boca la abona con lo recaudado en el último partido y aún el balance le sigue dando positivo.

Es inexplicable que, ante la posibilidad contundente de que un jugador de River pudiese perder la vida, a Boca solo le suspendan las tribunas por cuatro partidos sabiendo que la noche del jueves hubo: bengalas cuando ingresaban los jugadores -que se debieron haber detectado en el cacheo, si es que existió-; gas pimienta y una bengala más dentro de la manga visitante que no terminó, por obra del destino, en una tragedia; un dron, que si bien se suponía sumaría al folclore, caldeó mucho más lo ánimos e hizo todo mucho más complicado de llevar a cabo; y una hinchada que, impaciente por ver a su equipo ganar, le terminó lanzando botellas a los jugadores rivales.

Solo queda algo por marcar: la CONMEBOL fue muy tibia con la sanción, y Boca la sacó muy barata tras el mayor escándalo que haya registrado el fútbol argentino y sudamericano, que sin lugar a dudas tomó mas notoriedad al ser el partido más importante del continente, y tal vez del mundo. Es imperioso que las sanciones sean medidas con la misma vara, y dejen de beneficiar a equipos por más grande que sea. Están destruyendo al fútbol desde adentro. El argentino ya quedó en ruinas.