Esta nota podría haberse titulado "El Día del Futbolista más triste de la historia". La jornada estuvo teñida de sentimientos encontrados para los fanáticos futboleros ya que había comenzado de luto por el fallecimiento de Emanuel Ortega, jugador de San Martín de Burzaco, como consecuencia de un golpe durante un partido contra Juventud Unida (Primera C). Pero también desbordaba la euforia por la revancha del superclásico en la Copa Libertadores.

De forma paradójica, el "Día del Futbolista" no brindó ningún motivo para festejar, ni para los jugadores ni para los hinchas, ya sea por la trágica pérdida del joven de 21 años, como por el papelón que se vio el jueves por la noche en las pantallas de todos los canales deportivos y de noticias.

Es que el violento hecho ejecutado por un par de inadaptados provocó una denuncia, y posterior investigación judicial, que excede el ámbito deportivo.

Todo comenzó cuando ambos equipos se disponían a iniciar el segundo tiempo de un partido empatado en cero. Al momento en que los jugadores de River se dirigían al campo de juego, las cámaras comenzaron a enfocar la manga por la cual debían salir a la cancha y todos estaban con cara de consternación. Según se informó inicialmente en la transmisión oficial, de manera repentina e inesperada, parte del plantel visitante recibió una descarga de un gas tóxico (aún no se pudo establecer con claridad qué tipo de producto) que le provocó irritación en los ojos, en la cara y en otras partes del cuerpo.

Y ese fue el principio del fin.

Desbordados y azorados por la situación, el árbitro Darío Herrera y sus colaboradores mostraron desconcierto a la hora de resolver el asunto. La desprolijidad, la desorganización y la falta de compañerismo hacia los jugadores agredidos reinaron en el estadio. La falta de coordinación y de determinación entre la terna arbitral, los directivos policiales a cargo del operativo de seguridad y los dirigentes de la Conmebol, quedaron a la vista de todos.

Se tardó más de una hora hasta confirmar la suspensión del partido, cuyo destino es incierto hasta que los altos mandos de la Conmebol se reúnan y decidan cómo resolver el vergonzoso ataque. Luego, todos los jugadores y el cuerpo técnico tuvieron que esperar más de 60 minutos hasta que les aseguraran que podían retirarse hacia los vestuarios.

Palabras como vergüenza, papelón, lamentable, tristeza y bochorno inundaron las redes sociales, donde los fanáticos de Boca y de River expresaron su repudio al cobarde ataque que perjudicó a ambos equipos y que dañó la imagen del fútbol no sólo en el país sino también a nivel internacional. "Lo que sucedió es un papelón mundial", declaró a la prensa Daniel Angelici, Presidente de Boca, quien recién apareció en su cancha pasada la medianoche junto a su par de River, Rodolfo D'Onofrio, para coordinar el retiro de los jugadores.

Leonardo Ponzio, Leonel Vangioni, Ramiro Funes Mori y Matías Kranevitter fueron atendidos en el Instituto del Quemado, como resultado de la sustancia tóxica que les arrojaron, mientras salían a intentar jugar el segundo tiempo de un partido que ponía en juego el pase de ronda en la Copa Libertadores.

El "Día del Futbolista" dejó un saldo más que negativo para el deporte y la sociedad, mientras a las dos de la mañana la TV seguía transmitiendo en vivo la noticia más inesperada y desagradable que haya afectado al fútbol nacional en los últimos años. Lo claro es que ayer nadie festejó nada.