La hinchada de Boca Juniors escribió un nuevo capítulo en el historial de violencia futbolística: le arrojaron gas pimienta a los jugadores de River Plate mientras ingresaban a jugar el segundo tiempo por la vuelta de octavos de la Copa Libertadores. Los equipos tardaron dos horas en poder abandonar el campo, ya que los simpatizantes les arrojaban objetos contundentes cuando intentaban hacerlo. Agustín Orión, arquero xeneize, aplaudió a los agresores antes de retirarse y sus compañeros lo imitaron.
El plantel riverplatense transitaba su camino por la manga hacia el campo de juego para el inicio del segundo tiempo cuando algo inesperado ocurrió: una bomba de gas pimienta estalló dentro del túnel.
Todos los jugadores pisaron el césped con los ojos llorosos, casi sin poder abrirlos. No sólo les afectó la vista, sino que también sufrieron quemaduras en la piel por el químico que les arrojaron. Los futbolistas más afectados fueron Leonardo Ponzio, Leonel Vangioni, Ramiro Funes Mori y Matías Kranevitter.
Darío Herrera, árbitro del partido que tuvo un buen desempeño, tardó horas en dar a conocer cual sería la resolución final en cuanto a este lamentable suceso. El juez habló varias veces con Roger Bello, veedor de la Conmebol, y tras muchas idas y vueltas decidieron suspender el partido. Cabe destacar que los futbolistas agredidos fueron atendidos por los médicos de River de inmediato, así como también los doctores encargados del antidóping constataron que los jugadores no se encontraban en condiciones de seguir jugando.
Desde el comienzo del partido ya podía entreverse que la violencia estaba presente. Los hinchas de Boca colgaron una bandera amenazante que decía que, si los volvían a "perjudicar" arbitralmente, de la cancha "no se va nadie". Algunos cumplieron esa promesa al no abandonar sus lugares como se les solicitó desde la voz del estadio y agredieron tanto a dirigentes de ambos equipos y jugadores las dos primeras veces que intentaron salir del campo de juego, arrojándoles objetos contundentes.
Antes de que River Plate volviera para el segundo tiempo del encuentro, las cámaras de televisión capturaron el momento en que un hincha, con lo que parecía un soplete, trataba de cortar el alambrado que está a espaldas de la manga de salida visitante y arrojar el gas, lo cual logró. Dicha persona, según informaron desde el canal Fox Sports, tenía prohibido el ingreso a la cancha hace 45 días pero aún no trascendió su identidad.
El DT de River, Marcelo Gallardo, calificó la situación de vergonzosa y lamentable. "Es increíble lo que pasa", dijo haciendo referencia al tiempo que demoraron en tomar las determinaciones tras lo sucedido. Luego dialogó con Rodolfo Arruabarrena, técnico de Boca, y le dijo que lo que estaban haciendo era una estupidez.
Ambos equipos permanecieron dentro del campo de juego, pero la actitud de Boca fue deplorable: sabiendo que el partido estaba suspendido, Agustín Orión les daba indicaciones a sus compañeros y todos se acomodaron en el campo de juego como si el partido fuese a reanudarse. Los xeneizes fueron los únicos que se acercaban al árbitro tratando de conseguir que el encuentro continúe mientras que sus colegas de River sufrían por las lesiones que les ocasionaron.
En un falso gesto de empatía, el delantero Daniel Osvaldo y el arquero se acercaron para ver cómo estaban los jugadores riverplatenses... 45 minutos después de ser atacados.
La frutilla del postre la puso Orión: luego de lograr que River se retirase primero en lugar de salir ambos equipos juntos, el arquero alzó sus manos y aplaudió a los revoltosos que quedaban en la cancha, gesto que fue imitado por el resto del plantel. El que quiera ver, que vea.