Martín Passeri es un exitososurfista argentino y reconocido en todo el mundo por sus superlativascondiciones deportivas, pero acaba de ganar uno de los títulos más difíciles deconseguir, y que no se logra solo con entrenamiento y óptimas condicionesfísicas: el de humanidad, respeto y Solidaridad.
Fue Mar del Plata el escenariotestigo en el cual el surfista argentino sorprendió a propios y extraños, conun acto de bondad sin precedentes en el mundo del deporte, durante elCampeonato Nacional de Surf, regulado por la A.S.A. (Asociación de Surf Argentina).
El pentacampeón de Surf sedisponía a comenzar una nueva competencia en la ciudad “feliz”, como si fueseuna más de su extensa carrera que lleva a los 38 años de edad, pero no seimaginaba que allí haría el acto por el cual hoy se encuentra en boca de todos -relacionados y ajenos al deporte-.
Martín Passeri debía correr almar, con la tabla bajo su brazo derecho y así desafiar a las olas, pero desafióal destino y se quedó parado en la arena, a orillas del agua, ante la mirada dedecenas de personas que se encontraban presenciando la competencia; por lo quepronto se dirigió a un sector determinado de la tribuna, en la cual se encontrabaNicolás Gallegos, un hombre de 48 años de edad que soñaba con ser surfista,pero el destino atentó en su contra y a los 18 años un accidente lo dejóparalítico, convirtiendo su sueño en una utopía.
El argentino multicampeón seofreció a llevarlo a Nicolás Gallegos en su espalda, con el fin de que juntossurfeen las aguas de Mar del Plata, cumpliéndole el sueño, y a la vez convirtiéndoseen un héroe deportivo.
Ni Nicolás, ni Martín habíanpremeditado que una fría tarde de Mayo el destino los iba a cruzar y a unirpara siempre; el Surf los unió y ambos terminaron con una imborrable sonrisa.
Una vez finalizado el honrado acto,Martín Passeri declaró: "Creo quefue la mejor ola, y también el mayor triunfo de mi vida”; un ejemplo deldeporte y de la vida, en la cual ya ocupa un lugar en el podio.