Hoy por hoy se puede tomar con naturalidad la elección de la sexualidad de un hijo o una hija. Pero, ¿qué sucede cuando te cae como agua de balde fría y no sabes cómo reaccionar ante lo que tu hijo o hija acaban de decirte?

Este es el dilema que vivió Sonia con su hijo. Alberto hacía tiempo cubría su identidad sexual para que su familia no sufriera. Siempre se le veía triste, amargado, sin ganas de vivir.

Alberto llevaba una doble vida. Por un lado en su departamento convivía con su pareja llamado Narciso y por otro lado al visitar a su madre, era el hijo correcto que toda la familia quería.

Un muchacho joven, atlético, atractivo, trabajador como pocos jóvenes a su edad.

De pronto Alberto impulsado por su pareja Narciso tomó la decisión de decirle a sus padres y hermanos que era gay y que esa era su condición sexual de ahora en adelante. Que ya no se ocultaría más ante nadie y que eran libre de aceptar o no su sexualidad.

Sus padres y hermanos no dijeron palabra alguna, no podían articular palabra ni amargura ante la decisión de su hijo Alberto y presentar a su pareja de hacía 5 años llamado Narciso. Sus padres y hermanos pensaron y creyeron que Narciso le alquilaba una habitación a Alberto y que con el correr del tiempo a Narciso lo veían como un hijo más hasta ese momento.

Después de la sorpresa inicial, Sonia comenzó a llorar en silencio y el padre angustiado repetía: que hice yo para merecer esto!! Cuatro mujeres y dos varones y uno me salió mariquita -repetía el padre-.Los hermanos solo atinaron a abrazar a Alberto aceptando su condición y uno de ellos les hizo comprender que era su hijo y que no cambiaba nada, que seguía siendo el mismo hijo de siempre, que solo lo que ha cambiado era su condición sexual y que se debía aceptar.

Pasó un año hasta que los padres de Alberto aceptaron su condición sexual y a su pareja. Experimentaron lo que nunca habían podido aceptar a lo largo del año porque antes que su sexualidad es su hijo. No fue fácil porque para los padres eran conservadores, la sola idea les aterró y aunque llevó tiempo asimilarlo, hoy conforman una familia feliz. Su hijo y su pareja fueron aceptados en el seno familiar