¿Recuerdas aquellas cosas de cuando eras chico? Como cuando ibas al colegio con guardapolvo almidonado, las medias tres cuartas o los cancanes para no morirte de frío. Ni hablar de las bufandas y los pasamontañas.

Tu madre te ponían tres camisetas, dos pulóveres, una campera, el guardapolvo, otra campera más y el blazer azul. Luego te metían el pasamontañas y la bufanda. Tomabas la cartera de cuero donde llevabas todos los útiles escolares y el compendio del alumno bonaerense, ese libro tenía todas las materias para estudiar en el primario. Al salir de tu casa, ibas a tomar el colectivo, y mientras esperabas con un frío que te morías, tu madre te daba miles de recomendaciones para portarte bien en el colegio.

Cuando ibas a tomar el colectivo, tu madre te despedía, mientras de tanta ropa que tenías parecías un extraterrestre de lo dura que ibas. Apenas subías al colectivo, le pagabas al colectivero los centavos que salía ir en el bondi repleto de chicos y chicas que iban al colegio a la mañana temprano. De pronto tocaba la parada para bajarte e ir directo al colegio que te correspondía y los colectivos quedaban vacíos por un trayecto hasta que otra gente subía para dirigirse al trabajo.

Apenas llegabas al colegio, a formar derechitos y a cantar a la bandera la dichosa canción "Aurora". Luego entrabas a esas aulas inmensas, que eran de madera y en el medio había un tintero, y ojo con mover tanto el banco porque podías mancharte.

En el costado del banco de madera, había un gancho para poner la cartera y debajo del pupitre, porque así lo llamábamos, guardábamos los libros, cuadernos y cartucheras mientras salíamos al recreo.

También en esa época usábamos la 303, una gran lapicera de pluma que venía con cartucho de tinta, el tintero solo lo usábamos en la clase de caligrafía, los cuadernos eran forrados de telaraña: rojo, azul, verde o amarillo, también estaban las fibras de colores y los lápices de colores.

Las pizarras eran inmensas y de color negro, el piso podía ser de madera o bien de baldosa. En los recreos las señoritas miraban que ninguna criatura se golpeara o si los varones se agarraban a trompadas.

En esa época se estudiaba desde la primera a la última bolilla, nada de huelgas como ahora y los salarios eran dignos, no como ahora que ni los niños ni los jóvenes tienen clases. Fue una época muy linda a pesar de haber sido autoritaria, pero cuánto hemos aprendido tan sanamente.