"Desde que te levantas hasta que te acuestas estas tomando decisiones. A cada paso debemos tomar decisiones todo el tiempo que debemos considerar", eso dice el Papa Francisco. La mejor actitud que podemos tomar ante estas decisiones, es atreverse con ellas. Aunque la opción más sencilla es no tomar partido y dejar que la cuestión se arregle por si sola o bien dejar que sea otra persona la que decida por nosotros, no es la estrategia más recomendable. Con el tiempo nuestra autoestima se resentirá y tendremos la sensación de falta de control sobre nuestra propia vida.

Por el contrario, si somos capaces de tomar nuestras propias decisiones, no sólo ganaremos confianza en nuestras capacidades, sino que también estaremos más satisfechos con nuestra trayectoria vital.

Pero en ocasiones, tomar partido por una u otra posibilidad no resulta fácil. Son varias las opciones que hay por delante y no siempre tenemos claro cuál es la que más nos conviene. Comencemos con no temer al fracaso. Cuando tomamos una decisión, es cierto que existe el riesgo de equivocarnos, pero esa posibilidad no debe paralizarnos. El error no debe tomarse como un fracaso, sino como una oportunidad de aprender y rectificar. También prestemos atención a los matices. En la vida no todo es blanco o negro.

Piensa que, entre una decisión u otra, hay una gran variedad de posibilidades que pueden encajar en tus intereses.

Establezcamos un plan de acción. Una buena idea es tratar de imaginarte a ti mismo/a llevando a cabo una de las opciones. Este ejercicio te ayudará a ver cuál es la mejor se adapta a tus capacidades. No tomes más tiempo del necesario.

Las decisiones importantes nunca deben tomarse de forma precipitada, pero tampoco podemos demorarnos demasiado, ya que corremos el riesgo de postergarlas indefinidamente. El hombre que pretende verlo todo con claridad, es el que decide, cuándo debe poner en práctica aquellas soluciones a todo problema para resolver.

Trata de no pensar como todos, el ser humano tiene una gran tendencia a seguir el dictamen de la mayoría.

Es la opción más fácil, pero no temas llevar la contraria y dar una respuesta a los que los demás desean escuchar. Hay que ser creativo, generar alternativas y eso te ayudará a distinguirte del resto.