El don de escuchar (haciendo referencia a captar, razonar y comprender el mensaje recibido), así como el saber comunicarse, son elementos sumamente importante en la vida de la persona. Existen un sin número de medios de comunicación que posibilita a cada individuo poder expresarse libremente, pero en realidad ¿nos comunicamos eficientemente?¿Logramos hacer llegar a nuestro receptor fielmente ese mensaje que transmitimos?. Haciéndome estas preguntas llegué a la conclusión de, si bien me comunico y logro un feed-back en mi receptor, no me comunico eficientemente.

Por ello decidí volver al inicio del proceso comunicativo, "el origen de la comunicación : escuchar"

En este proceso de escucha, logré una visión diferente de mi realidad. Logré empatizar con mi emisor, también con ello vino una conclusión común a todos los emisores que me han relatado sus experiencias de vida. "Las malas experiencias sólo pudren el alma", una frase un poco fuerte. Dicen que la verdad no peca pero incomoda. Las malas experiencias son el resultado de malas decisiones, que si bien uno aprende de ellas, ¿es necesario aprender de esa manera? Para muchos, quizás sí. Otros coincidimos en que no necesariamente.

La mayoría de las personas denominan a estas malas experiencias como Ley de Karma, es por ello importante aclara qué comprende ésta ley su relación con "la causa y el efecto" -toda causa produce un efecto y a su vez todo efecto es producto de una causa-  También es necesario relacionarla con la Ley de Polaridad, que nos dice que la causa es un factor en sí mismo positivo, el efecto en cambio es negativo- no me refiero a bueno o malo -a su vez el efecto se polariza en positivo para convertirse en causa, y así sucesivamente.

Existe en el Karma lo que se da a llamar como causa de doble polaridad. Consiste en buenas acciones que generan un cambio evolutivo, el "Karma positivo". Mientras que las malas generan un cambio involutivo, llamado "Karma negativo". Los efectos de ambas causas sólo son percibidos por la conciencia, así como las verdaderas causas sólo son promovidas por ésta.

Tomando en cuenta lo anterior, se comprende la Voluntad (como manifestación del Ser y Conciencia) y la Intencionalidad (puede ser buena o mala de acuerdo a la inclinación de la conciencia). También aquí podemos contemplar dos líneas de opción: una intención constructiva o destructiva, que llevaran a sus respectivos efectos.

Para evitar esta denominada "Pudrición del Alma" es necesario entonces saber aplicar inteligentemente día a día la Ley del Karma. Para ello debemos:

1. Meditar y saber cuál es la verdadera voluntad e intención que nos mueve.

2. La actitud pensada y tomada del punto anterior debe corresponderse fielmente con nuestros deseos internos.

Es necesario recordar que siempre que emitimos un pensamiento, un sentimiento, una palabra, una intensión o un acto estamos generando causas que, inevitablemente, producen efectos.

Para pensar y pensarse

Busquemos siempre ser responsables en el uso de nuestras palabras y afirmaciones -todavía no vi irse a ninguna con el viento- pero mucho más aún con nuestros actos, que constantemente refuerzan lo que decimos. La invitación es a ser conscientes de nuestros roles en cada uno de los contextos.