Abuela, ¿Me pones la compu?...Como todos las tardes, mi nieto me pide que le conecte la computadora (todavía no sabe la clave). Por supuesto sabe perfectamente que tiene dos horas por día para entretenerse con este dispositivo o chupete electrónico como suelo llamarlo.
Al hacerlo, para mi sorpresa veo que no intenta ingresar a ningún sitio de juegos sino por el contrario lo hace a uno que muestra videos de otras personas, quienes mientras juegan van relatando el partido en medio de risas y expresiones, que ha decir verdad, no me gustan en absoluto, ya que muchas de ellas son bastante subidas de tono.
Ante mi reclamo, pasa inmediatamente a jugar él mismo…pero por poco tiempo, ya que ni bien me voy de su lado para atender al hermanito de dos años, vuelve a las andadas (me doy cuenta por sus risas entre nerviosas y exaltadas)
Me pregunto qué es lo que les pasa a estos chicos. Qué es lo que les llama tanto la atención de los llamados "Youtubers", nuevas estrellas del entretenimiento informático y de la Internet, que mueven millones de dólares alrededor de esta actividad, copando la atención de nuestros hijos, al punto de impedirles que utilicen sus propias capacidades, llegando a estar, si los dejamos, todo el día mirando y escuchando sus habilidades.
Me resulta inevitable recordar cuando de adolescente ya grandecita, esperaba ansiosa la llegada del verano para irme de vacaciones a Mar del Plata y por las noches, después de la playa, abordar cual salvaje obnubilada las famosas "Maquinitas" utilizando toneladas de cospeles, para poder jugar al Pac Man o al Espace Invaders hasta la madrugada.
Era impensable en esos momentos la idea de entretenerme viendo jugar a los demás. Yo sólo quería una máquina para mí sola, ¡era mi sueño!
Evidentemente los tiempos han cambiado abuelas amigas; nuestros nietos tienen otras inquietudes y debemos comprenderlos. Eso sí: siempre a su lado, mirando y observando lo que hacen y miran, porque si bien la informática es un avance, también existen peligros a los que nuestros nietos se ven expuestos, por lo que nunca está de más acompañarlos y porque no, divertirse con ellos.
Después de todo, mi sueño se cumplió: hoy puedo acceder a todos los juegos que quiera porque tengo una máquina para mí solita…eso sí, cuando me la presta mi nieto.