Lejos de cualquier connotación banal la elección, nada casual, de cada prenda es la consolidación de una personalidad. Soy de las que piensa que la Moda poco tiene que ver con una cuestión superficial o una elección tomada a la ligera. Es mas bien el deseo de gustar, pertenecer y perdurar lo que nos mueve cuando decidimos que ponernos para salir a la calle.
La edad, el sexo, el entorno, la importancia que le damos a la mirada del otro, son condicionantes siempre. Hasta quien dice "no me interesa la ropa", "me puse lo primero que encontré en el placar", hace una elección cada día y tiene un estilo propio.
Eso también es estar a la moda. Probablemente no en consonancia con las revistas, o con las vidrieras, pero ¿A quien le importa? el estilo termina siendo tan libre como las ideas. Así es que surgen tantas "tendencias" como personas que las crean.
La manera de vestirnos tiene que ver con algo que queremos contar, con algo que queremos que sepan. Quizás, un estado de ánimo, algo que con palabras no podemos decir. A veces nos escondemos para perdernos entre la gente y otras somos luminosos y queremos ser vistos. Así, hacemos de la ropa nuestra bandera y se vuelve inevitable dejar expuestas las emociones.
La pasión por un deporte, por la música, una ideología política, los colores que nos gustan, todo queda al descubierto. El duelo por una pérdida, la alegría y hasta la aceptación de nuestro cuerpo, se vuelven visibles a los ojos de los demás.
La moda es la traducción que cada uno hace de lo que ve y siente, y eso nos hace distintos a los otros aunque llevemos puesto lo mismo.
Esta temporada se sigue usando el color bordo y las pieles sintéticas son furor en las vidrieras de Buenos Aires, pero eso por si solo, créanme, no es nada. Yo estoy segura que detrás de cada prenda todos tenemos una historia diferente por contar.
Me gusta usar colores alegres y el brillo en lo días feos. Soy fanática del fucsia y los estampados de flores. Eso dice algo de mí. ¿Que les dice su ropa?