Justicia para todo el mundo, blancos y negros. La América protesta en las calles: desde Washington a Nueva York, decenas de miles de personas exigen igualdad de derechos y sobre todo una policía más justa, que no discrimine por el color de la piel. Una multitud pacífica, compuesta por cerca de 10 mil personas, ha conquistado Pennsylvania Avenue, en la capital estadounidense y ha marchado hacia Capitol Hill.
Muchas personas con las manos levantadas, simbolizando los muchachos negros desarmados asesinados por la policía. Muchos de ellos con camisetas y pancartas con la inscripción " I can't breathe", no puedo respirar, la sentencia pronunciada por Eric Garner poco antes de su muerte.
La marcha es en su memoria y para exigir justicia para los casos más sensacionales que se producieron en los últimos años: de Trayvon Martin a Tamir Rice, de Eric Garner a Michael Brown.
Las familias de los cuatro chicos se unieron simbólicamente en la marcha. Y las mamás han dejado la primera entrevista conjunta: en la CNN han expresado su dolor, pero también la ira. "Nuestros hijos estarían vivos si hubieran sido blancos." Luego han tratado de explicar cómo la comunidad negra vive esta falta de justicia. Los policías que han matado a Brown y Garner no fueron acusados. Ni siquiera el guardia privado responsable de la muerte de Martin. Decisiones que han levantado muchas críticas y tensiones, como las de Ferguson después del asesinato de Brown.
Por esta razón se creó un movimiento espontáneo que, bajo el liderazgo del reverendo Al Sharpton y de su National Action Network, llegó a marchar sobre la capital y en las principales ciudades de los Estados Unidos.
En Nueva York, cerca de 3000 personas han marchado hacia la sede de la policía protestando contra esta actitud racista, confirmada con el caso Garner.
Y el propio caso Garner, el hombre negro muerto en Staten Island, ha reabierto el debate. "Si era blanco no habría perdido la vida", ha dicho Gwen Carr, la madre de Eric Garner. El vídeo de la matanza muestra cómo el hombre, sin armas y con las manos levantadas, fue atacado por los agentes que no se pararon incluso cuando el hombre decía que no podía respirar.