El acuerdo firmado el 15 de febrero de este año con la participación de los líderes de Ucrania, Rusia, Alemania y Francia, denominado Minsk II, establecía un cese al fuego inmediato y el establecimiento de zonas de seguridad en las áreas en conflicto. Sin embargo, más allá de lo acordado, los choques entre las fuerzas prorrusas y las comandadas por Kiev volvieron a hacerse presentes y con una intensidad mayor a la que se estaba viviendo antes del acuerdo, según informan varios medios internacionales.
Cómo comenzó
Recapitulando un poco, la crisis actual en Ucrania tuvo su comienzo en noviembre del año 2013 con la negativa del presidente Viktor Yanukóvich a firmar el acuerdo de Asociación de Ucrania con la Unión Europea.
Esto generó protestas en el centro de Kiev por parte de manifestantes que se oponían a un mayor acercamiento de su país a Rusia. Los activistas se concentraron en la Plaza de Maidán (o Plaza de la Independencia) construyendo barricadas y formando una organización propia compuesta de diferentes subgrupos como el conocido Pravy Sektor.
Con el paso de las semanas, los choques con las fuerzas policiales se tornaron cada vez más violentos con el uso incluso de armas y explosivos. Ya para enero y febrero del año 2014 había varios muertos tanto del lado civil como policial llevando ésta situación a la deposición de Yanukóvich, y a la conformación de un gobierno interino en cabeza de Turchínov, de posición mucho más cercana a occidente.
Tras el cambio gubernamental el conflicto no se apaciguó. Se fue extendiendo a todo el país, poniéndose los ojos a finales de febrero en la República de Crimea y posteriormente el foco viró al este del país.
Guerra de Dombass
El conflicto se afianzó en los óblasts (o regiones) de Donetsk y Lugansk. Ambos conforman la denominada Cuenca de Donbass caracterizada por la riqueza en recursos minerales, el desarrollo industrial, el gran número de habitantes y su cercanía a Rusia, tanto geográfica, como económica y cultural.
Inclusive la mayoría de su población es ruso parlante.
Luego del comienzo de las revueltas, se fueron conformando manifestaciones, campamentos, mítines y otras demostraciones sociales, mostrando un rechazo al nuevo gobierno establecido y pidiendo o bien, una federalización de la organización política-administrativa o bien, por su anexión a Rusia.
Para abril del 2014, los activistas tomaron edificios públicos, y en mayo se llevó a cabo un referéndum en el cuál se decidió la separación de las dos regiones de Ucrania y la no participación en las nuevas elecciones presidenciales.
Mientras tanto, el resto del país fue escenario de un ambiente electoral que resultó en la elección de Petró Poroshenko, un candidato prooccidental, el 25 de mayo de 2014. El nuevo funcionario lanzó nuevas ofensivas hacia el este y la belicosidad fue creciente. Las revueltas tomaron así el carácter de una verdadera guerra civil.
Este es un conflicto que está dejando a su paso gran número de bajas civiles, hundiendo a estas ciudades en un manto de destrucción y desolación. La división política-social antes subyacente y ahora más que evidente en la sociedad ucraniana, sigue en aumento no pudiendo encontrar una canalización constructiva hasta el momento.