Las erupciones del volcán Cotopaxi, en Ecuador comenzaron el lunes pasado e incrementaron su actividad el viernes. El gobierno de ese país declaró ‘alerta amarilla’, tras múltiples explosiones que originaron una torre de ceniza, de alrededor de 12 kilómetros de altura.
El jefe de Estado de Ecuador, Rafael Correa, dispuso el ‘estado de excepción’ con el objetivo de gestionar los recursos necesarios ante una eventual emergencia. En efecto, el país se encuentra en ‘alerta amarilla’ y, desde la Secretaría de Gestión de Riesgos del Ecuador, han evacuado las zonas situadas al sur del volcán; entre ellas, las áreas de Mulalo, Lasso y cercanías de los ríos en Latacunga.
El decreto dispuesto por Correa, se fundamenta, según la información de la BBC, en la posibilidad de que el volcán pueda iniciar nuevamente su actividad, provocando “la presencia de lahares y el derretimiento de la zona alta del glacial del volcán". Además, la norma se dirige a resguardar a la población frente a posibles erupciones, como las ocurridas el sábado, en las que se produjeron flujos piroclásticos en el sector occidental del volcán.
La disposición preventiva, autoriza al personal de la Policía Nacional ecuatoriana y a la intervención de las Fuerzas Armadas para asistir a los ciudadanos, en casos de urgencia extrema.
No obstante, los principales mandatarios ecuatorianos han llamado a la calma de toda la población, tras precisar que el Instituto Geofísico de Ecuador, se encuentra realizando tareas de monitoreo constante, para detectar indicios sobre la actividad del Cotopaxi.
En este sentido, el organismo Geofísico, tras detectar un ‘enjambre de sismos’ el día viernes, constató múltiples explosiones consecutivas, que conformaron una gran nube gris, en forma de ‘hongo’ junto a una columna de cenizas de 12 kilómetros de altura.
Vale decir, que el volcán está ubicado a ‘50 kilómetros al sur’ de Quito, capital de Ecuador, y según el Instituto Geofísico; en la actualidad, más de 300.000 habitantes de esa nación se encuentran en regiones ‘amenazadas por lahares’.
En función de los antecedentes históricos de Ecuador, se registran erupciones similares, producidas durante el siglo XVIII y XIX.
Por otra parte, en relación con la difusión informativa del acontecimiento, el presidente Correa ordenó, a través del decreto de emergencia, una censura previa dirigida hacia la información vinculada con la actividad del volcán.
De este modo, los únicos informes autorizados para difundir en los medios de comunicación, son los que efectúe el Ministerio de Coordinación de Seguridad. Según el líder, la medida apunta a impedir la publicación de ‘rumores’ y a evitar que se genere pánico en la ciudadanía.