Hormigas maceradas con cítricos, tortilla mexicana rellena de larvas de abeja y caldo de grillosy, para acabar, ginebra de hormigas. Fue la forma en que el Parlamento Europeo se despidiódelos 53 periodistas de 23 estados diferentes que fueroninvitados a las jornadas de divulgación de la legislación de nuevos alimentos que se aprobó este año.Los platos los preparó Roberto Fiori, el cocinero sardo que dirige el Nordic Food Lab, el I + D culinario que René Redzepi, chef del Noma, impulsa en Copenhague.
Lo habéis acertado: la nueva legislación permitirá que los insectos entren en la categoría de alimentos.
Junto a estos nuevos alimentos -los adoptados de tradiciones lejanas o los redescubiertos dentro de nuestro mismo continente. La nueva ley abre la posibilidad de incorporar nanomateriales para modificar los alimentos o derivados ya existentes. Por ejemplo, nanomateriales que incorporen proteínas, omega 3, edulcorantes, o colorantes ... Vamos, un poco de todo. Y aquí es donde la nueva legislación provoca un debate real.
Sedefinen como cualquier material que mida menos de 100 nanómetros.Por supuesto, comemos alimentos que contienen nanoelementos por naturaleza propia. La cuestión es si podemos modificar e incorporarlos de manera no natural.
¿Los nanoelementos son beneficiosos o no?
La Comisión Europea recibirá una solicitud para legalizar un nuevo alimento y, si la acepta, pedirá a la EFSA que evalúe si comporta riesgos para la Salud o no. Esto ocurrirá con los insectos, las flores, las algasy también con los nanoelementos.Eso sí, el jefe del departamento de Nutrición de la EFSA, Valeriu Curtus, admitió ante la prensa que, hoy por hoy, la ciencia aún no puede determinar con suficiente certeza si los nanoelementos son pernciosos o no.
El eurodiputado checo Pavel Poco, del grupo socialdemócrata, hizo una defensa matizadadiciendoque ellos están muy preocupados por la seguridad alimentaria (en referencia a las dudas que generan los nanoelementos), pero que esta ley era mejor que el anterior.El liberal holandés Jan Huitema valoró que gracias a la nueva ley se crearían tantos y tantos puestos de trabajo.
El famosísimo activista francés José Bové, en calidad de europarlamentario ecologista, hizo de primer contrapeso. Lanzó preguntas como: "¿Realmente seremos capaces de determinar la seguridad alimentaria de los nanoelementos?", "¿La nueva ley responde a los intereses de la industria o de los consumidores?", "¿Esta ley ayuda a resolver los problemas de abastecimiento alimentario?".Las tesis de la italiana Eleonora Evi, representante del grupo de la izquierda, coincidían con las de Bové.