El hielo marino de la Antártida retrocede ligeramente respecto al año pasado. La superficie helada se mantiene dentro de las medias y este año puede haber sufrido los efectos de calentamiento del 'Niño'.

La NASA ha publicado los resultados del último análisis sobre la extensión del hielo en el Ártico después del verano boreal. Ahora es el turno de la Antártida, que tras el invierno austral ha alcanzado ya la máxima superficie anual de hielo marino.

Concretamente se midieron 18.83 millones de kilómetros cuadrados de hielo. Desde que se iniciaron las medidas de la extensión del hielo con la ayuda de las imágenes de satélite, hace 37 años, la de este año es la 16ª más elevada, un valor algo menor que el de los últimos tres años, que habían sido los años con datos de extensión máxima registrada.

Tal y como se puede comprobar en la animación superior de la NASA, este 2.015 comenzó con unos niveles de hielo marino muy por encima de los habituales. Posteriormente, a mediados de julio, disminuyó incluso por debajo de la media, para volver a recuperar parcialmente durante el mes de septiembre. Los científicos creen que el fenómeno del 'Niño', especialmente potente este año, podría ser el causante.

Aunque se ha roto la racha de crecimiento hay que recordar que la situación en la Antártida no tiene nada que ver con el deshielo del Ártico, donde el hielo marino pierde extensión desde hace años de forma evidente debido calentamiento global.

El glaciólogo catalán Jordi Caminos, conocedor de los glaciares alpinos, también ha realizado recientemente un trabajo de campo en este ámbito del Planeta.

Fue durante el mes de enero, justamente en el momento en el que la extensión anual de hielo era menor después del verano austral.

Pendiente aún de recibir datos oficiales de temperaturas continentales y marinas concluye que, en base a las observaciones visuales, "el hielo glacial depositado encima del continente en forma de glaciares no muestra ningún signo de regresión, algo compatible con los resultados de temperaturas estables en este ámbito ".

Añade también que "las lenguas de hielo que se introducen en el mar parecen en proceso de deterioro, aunque esto no ocurre en los sectores donde se apoyan en tierra firme". Menciona que este hecho sería concordante con un resultado de incremento de la temperatura del agua del mar.

Finalmente, Caminos concluye que "si esto se confirmara, significaría que el agua del mar se está calentando pero que el continente aún no se ha visto seriamente afectado por el incremento de temperaturas".