"Para mí, China ha sido siempre un punto de referencia respecto a la grandeza. Un gran país".Con esta frase, tónica de toda la nota, comenzaba la Entrevista que el Papa Francisco le concedió a Francesco Sisci para el diario chino con sede en Hong Kong,Asia Times.

Risci, quien es investigador asociado senior de la Renmin University of China (Universidad del Pueblo de China) y columnista del Asia Times, comentó en la web de dicho diario que se encontraba nervioso antes de comenzar a entrevistar al Santo Padre. Es que era la primera entrevista concedida para hablar sobre China, y su intención era conducir la entrevista para que fuera significativa para el 99% de los chinos, que no son católicos.

Algo que pudiera responder a sus necesidades y preocupaciones cotidianas.

Lo primero que destacó del Papa es que desde niño había sentido admiración por China. Por su grandeza, un país depositario de una gran cultura y de una inagotable sabiduría. Y que siempre que leía algo eso le inspiraba admiración.

El punto álgido de la entrevista llegó cuando, al ser interpelado acerca de los desafíos que plantea para la paz el surgimiento y apertura al mundo de China, el papa Francisco respondió: "El miedo nunca es buen consejero". Aquí se puede ver el espíritu de no confrontación, integración y diálogo que el Sumo Pontífice busca promover, sobre todo de cara a las expectativas y temores que gobiernan la política exterior de las grandes potencias económico-militares de cara a los llamados países emergentes.

De hecho, puede ser más que interesante reproducir la escena que se produjo:"Debemos encontrar un camino, siempre por medio del diálogo. No hay otra vía (Abre los brazos como extendiéndolos y abrazando).El encuentro se logra mediante el diálogo. El verdadero equilibrio de la paz es comprendido gracias al diálogo. Diálogo no significa que terminemos en un acuerdo, mitad de la torta para ti y el otro para mí.

Eso es lo que sucedió en Yalta, y vimos los resultados. No, dialogar significa: mira, llegamos hasta aquí, puedo estar o no de acuerdo pero caminemos juntos; eso es lo que significa construir. Y la torta sigue entera, caminando juntos. La torta pertenece a todos, es humanidad, es cultura. Dividir la torta, como en Yalta, significa dividir a la humanidad y a la cultura en pequeñas partes.

Y la cultura y la humanidad no pueden ser divididas".

Aunque extensa, este testimonio brinda una idea interesante de cómo deberían conducirse las relaciones internacionales, desde el punto de vista del Papa. Parece una alternativa interesante a la de "la zanahoria y el garrote" tan en boga desde hace más de un siglo, cuando la moderna geopolítica global comenzó a delinearse.

Final distendido

Luego de conversar acerca de los desafíos familiares que enfrenta China y de las naciones envejecidas por falta de nacimientos como muchas en Europa, el Papa se despidió con un saludo de Año Nuevo enviándole los mejores deseos y saludos al presidente Xi Jinping.

Aunque pudiera parecer una entrevista familiar y de entre casa, la voz del Vaticano, si bien opacada desde la Segunda Guerra Mundial, siempre se hace oír y siempre es un mensaje leído por los distintos líderes. Bajar las tensiones de cara a las posibles amenazas e hipótesis de conflicto parece ser uno de los puntos sobresalientes de la agenda papal.