Mark David Chapmanasesinó a John Lennon para hacerse famoso, al menos es lo que siempre dijoy lo que la historia nos cuenta. Desde luego lo consiguió, hace más de treintaaños del asesinato que le llevó a la cárcel y a día de hoy siguen saliendonoticias sobre él cada cierto tiempo. Asesinó a una leyenda y ha logrado elobjetivo que pretendía, todos le recuerdan y lamentan sus actos de vez encuando.

En este caso lanoticia que nos trae de nuevo a Chapman a los periódicos es la llegada de suoctava oportunidad para obtener la libertad condicional por el asesinatodel famoso músico.

Esta semana fue entrevistado por la junta de revisión de sucondicional y la resolución de su caso se conocerá en unos pocos días. Sinembargo no se espera que sea liberado.

Chapman llevaintentando obtener la libertad condicional desde mediados de los noventa,su conducta en la cárcel ha sido ejemplar y ya lleva muchos años siendo unpreso modelo. Sin embargo varios aspectos del caso llevan a que susposibilidades de obtener la libertad se vean enormemente reducidas.

En primer lugar es elasesino de Lennon y, tal como él mismo deseaba, es enormemente famoso. Estolleva a que su caso sea seguido cada vez que pida una nueva revisión y lasalida tendría efectos en la opinión pública que determinados funcionarios dejusticia tal vez no deseen cargar sobre sus espaldas.

En segundo lugar, laviuda de Lennon, Yoko Ono, ha convertido este tema en una cruzada. Se niegaa que el asesino de su marido, que además lo mató por razones tan mezquinas,salga a la calle. Incluso a pesar de los años que hace que no es parte de laprimera línea de las portadas, Yoko Ono sigue siendo una opinión a tener encuenta.

En tercer lugar, seconsidera el caso de Chapman como el estereotipo de asesino de famoso, yaque el mismo confesó que las razones de su crimen fueron únicamente la fama quetenía su víctima. Esto lleva a muchos a considerar que el castigo que se dé aChapman puede ser la vara con la que se mida otros asesinatos a famosospresentes y futuros.

Sencillamente en un país como Estados Unidos, donde losfamosos tienen el peso que tienen y la industria del cine y la músicarepresenta lo que representa en determinados estados no pueden permitirse queel siguiente lunático que quiera hacerse famoso vea el castigo por este crimencomo algo asumible a cambio de la fama obtenida.

Tal vez Chapman haya obtenido lo que quería, pero no leguste lo que obtuvo.