Es tremenda la inseguridad en Argentina. Es que la gente tiene pánico de ir a cualquier parte, sea ir al mercado, al médico, de tiendas o dar un paseo, los malvivientes se encuentran en todos lados y a toda hora.
En Puerto Madero es muy común que ataquen al extranjero para sustraerles dinero cuando salen de los cajeros o de los restaurantes, los amenazan con navajas o con armas de fuego. Si se va en el subterráneo esperan a que suba la gente para arrancarle al pasajero la cartera o un reloj pulsera.
Los padres viven con el corazón en la boca porque no saben si sus hijos que llevan al colegio, luego no le son arrancados para secuestrarlos y pedir rescate o matarlos.
Hace un par de día un taxista que estaba parado esperando que el semáforo se pusiera en verde fue baleado a quemarropa sin más. La pasajera que estaba detrás comenzó a gritar y llorar pidiendo auxilio, nadie se acercaba, solo miraban la escena. Solo un hombre se atrevió a llamar a la policía que acudieron de inmediato al lugar del hecho y una ambulancia para llevar a la pasajera que estaba con un ataque de ansiedad y pánico.
Los argentinos, están entrando en una vorágine de pánico que no sabe cómo actuar. Si un malviviente entra a tu casa y le pegas un tiro en defensa propia, es a ti a quien te lleva preso en vez del ladrón y encima lo llevan en la ambulancia para que sea curado, les hacen luego un juicio que eres vos quien debe indemnizarlo a él.
O sea, no podes hacer absolutamente nada.
Si el ladrón te golpea o te mata, es apresado, con un pago de multa entra y sale por la puerta grande. No se explica cómo no hay leyes más rigurosas para aquellos que secuestran, matan, roban, violan. Debería haber jueces que realmente apliquen leyes como la Ley del Talión o bien Pena de Muerte.
No se puede tolerar que en un país como Argentina se tenga que vivir con miedo, con pánico porque el gobierno no hace nada ni los jueces tampoco.
Argentina debe endurecer las leyes. Argentina es un país hermoso, pero muy maltratada por la gente que no toma conciencia que hay que trabajar para producir, robándonos a nosotros mismos, matando y secuestrando es seguir haciéndonos daño una y otra vez, en vez de cuidarnos unos a otros.