El Día Mundial contra la Violencia de Género se instauró como tal en recuerdo a un triste episodio de violencia y asesinato ocurrido en República Dominica en el año 1961. Se trataba de la muerte de tres hermanas militantes políticas que conspiraban contra la dictadura del sanguinario y temido Rafael Trujillo. Su establecimiento como fecha para recordar y excusa para denunciar, cada 25 de Noviembre, que lamentablemente el problema de la violencia de género, con más víctimas cada año, está muy lejos de acabarse en muchas de nuestras sociedades, aún en las catalogadas como sociedades modernas.
Prueba de ello son las estadísticas a nivel global que hablan de más de 600 millones de mujeres que han sufrido violencia o que han sido maltratadas por parte de los hombres; en la mayoría de los casos por sus compañeros sentimentales de todo la vida, cuando no de sus novios, ex - novios o amantes, aún estando separadas, embarazadas, o manteniendo a sus hijos, es decir a los hijos que en conjunto habían procreado con el maltratador.
En Argentina también se habla de casos de violencia de género demasiado a menudo, y en este caso las estadísticas son todavía más impresionantes cuando revelaron que cada 35 horas muere una mujer en argentina víctima de violencia de género. Se habla de unas 255 mujeres asesinadas en manos de sus parejas o ex parejas en el año 2012.
Como en todas partes, se dice que estamos frente a un problema cultural; de machismo cultural donde la mujer históricamente ha sido desplazada en el "orden social" de su "protagonismo" como ser humano y ha sido relegada, también culturalmente e históricamente, a un rol que se consideraba como "inferior", es decir el de la mujer como exclusivamente encargada de la "reproducción" y de la manutención de la especie.
A partir de aquí, de mal en peor, como sucede, por ejemplo, en Bolivia, los hombres subestiman de tal manera al género femenino que lo utilizan poco menos que como "burros de carga". Tal vez el problema existió siempre, habrá tenido mejores y peores épocas, pero supongo que los miles de casos de violencia contra las mujeres no veían la luz por determinados prejuicios sociales y culturales; y claro está que los medios de comunicación, veloces y unificados globalmente, mucho han contribuido para que ahora se sepa lo que antes por prejuicio o por omisión se escondía.
En este sentido puede hablarse también de los casos de los curas pederastas" dentro de la iglesia católica.
En todos los países afectados por esta "lacra social", los estados vienen interviniendo, algunos con más suerte que otros, para hacerle frente a este problema, detenerlo, o al menos intentar - si se tiene en cuenta su vasta dimensión- resolverlo mejor. A mi entender habría que pensar en la puesta en marcha de una "gran campaña social" que apunte hacia un verdadero cambio cultural. En este sentido pueden entenderse las últimas leyes que al respecto se aprobaron en la República Argentina.