El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que hoy en día afecta a millones de personas en el mundo y la cual es diagnosticada diariamente.

La enfermedad que se manifiesta con deterioro cognitivo y en la conducta del afectado, aparte de otras funciones cerebrales. Comienza con un daño neuronal que termina atrofiando diferentes zonas del cerebro.

Esta enfermedad, actualmente incurable y terminal y cuyo desarrollo termina en fatalidad en torno a los 10 años de ser diagnosticada, es la forma de demencia más común en personas mayores de 65 años de edad.

Debemos comenzar a sosprechar el desarrollo de ésta cuando el individuo comience a mostrar deterioro en la memoria, que suelen confundirse con problemas relacionados con la senectud. Cada año se diagnostican entre 10 a 15 casos de esta enfermedad por cada mil personas dentro del rango de edad antes mencionado.

En cuanto a la esquizofrenia, a ésta se la considera una enfermedad psiquiátrica crónica y grave que se manifiesta con trastornos de la conducta y alteraciones de la percepción de la realidad, lo que se conoce como paranoia y que conlleva a desarrollar conductas agresivas hacia otras personas del entorno. A diferencia del Alzheimer, la esquizofrenia es diagnosticada más comúnmente en individuos jóvenes que superan los 20 años de edad y raramente a partir de los 40 años.

Sin embargo, hay casos diagnosticados en menores de 20 años, lo cuál según los psiquiatras se traduce en una peor evolución de la enfermedad así como una peor habilitación al tratamiento. Tal es el alcance de la enfermedad que la esperanza de vida en diagnosticados de esquizofrenia es de 10 a 12 años menor en relación a la población sana.



Pues bien, recientemente, un estudio realizado por investigadores y científicos del Medical Research Council (MRC) del Reino Unido ha identificado el punto débil del cerebro que predispone a desarrollar ambas enfermedades. El área del cerebro implicada en este proceso tiene su mayor auge de desarrollo en la adolescencia y, a partir de ahi, comienza a dejar de hacerlo.

Tras haber estudiado a diversos individuos con estas dos patologías, se puede demostrar mediante diversas técnicas de imagen de radiodiagnóstico que las zonas cerebrales afectada en ambas enfermedades es la misma y de ahí, extraer por qué ambas afecciones están relacionadas, como ya lo habían aseverado estudios realizados con anterioridad.

El objetivo del estudio es el diagnóstico más temprano de ambas enfermedades para que así el tratamiento sea más efectivo.