Se llama Isabella Tanikumi y le ha puesto una demanda a Disney porque, según ella, la película de animación Frozen es un plagio de su propia vida. Le pide a la major, al gran estudio productor y distribuidor de Cine norteamericano, que le pague 250 millones de dólares como compensación a la mimética historia que han llevado a la gran pantalla: ni más ni menos que la de su autobiografía, en la que explica el terremoto que sufrió en Huaraz, Perú, en el año 1970, y en el que su hermana Laura falleció.
Isabella afirma que su parecido con lo ocurrido al personaje de Anna, la protagonista de la película de animación, es total, sin embargo ha sido la propia Disney la que le ha explicado a la chica que Frozen está basada en un cuento de Hans Christian Andersen, y que no han tratado de plagiar en ningún momento sus vivencias.
Pese a lo dicho por la compañía, la peruana reclama esa cantidad de dinero por los derechos de la historia. Su historia.
Si nos centramos específicamente en todo lo que ocurre en la película de Disney, se antoja bastante complicado pensar que a Isabella le pasara lo mismo en la realidad, pero de ganar el juicio y llegar a la conclusión de que tiene razón le traería una buena alegría a nivel personal.
El largometraje ganó dos Oscar en la última edición de los premios de la Academia (Mejor Película de Animación y Mejor Canción Original -Let it go-) y ha llegado a ser el más taquillero en cuanto a cine de animación en toda la Historia se refiere, ya que ha logrado recaudar más de 1.072.000 dólares en todo el mundo.
El récord anterior lo tenía Toy Story 3, con algo más de 1.063.000. Y eso sin sumar las ventas de merchandising, algo que suele aumentar considerablemente la rentabilidad de la película.
Habrá que esperar a ver si Isabella puede convencer a la Justicia de que la historia de Anna es la suya, por encima de la del creador de La Sirenita o Fantasía, pero para cualquiera que lea la noticia se le hace un poco cuesta arriba la idea de que lo que se haya plagiado en el filme sea su vida. Aunque no es a ninguno de nosotros a quienes compete afirmar una cosa o la otra, es la Justicia la que tiene que pronunciarse. Esperemos a que lo haga.