Este domingo, luego de permanecer varios días internado en el Sanatorio Güemes, dejó de existir, a los 81 años de edad, el maestro Horacio Ferrer.
Uruguayo de origen, y nacionalizado argentino en 1983, dedicó la vida a su gran pasión: el tango. Nació en Montevideo en el año 1933, ciudad en donde desarrolló su vocación artística. Allí dirigió la programación radial de la cadena charrúa Sorde y colaboró en distintas publicaciones relacionadas, como no podía ser de otro modo, con el tango. Su afinidad por este género también lo impusó a crear, en la capital uruguaya, "El Club de la Guardia Nueva", que convocó a músicos de la envergadura de Horacio Salgán, Aníbal Troilo "Pichuco" y quien fuera más tarde el que promoviera su consagración, Astor Piazzolla.
En la década del '60 cruzó el charco y se estableció en Buenos Aires, en donde conformaría una de las sociedades más creativas e inspiradas que haya tenido la música ciudadana. Es que, con otro grande, Astor Piazzolla, fueron los responsables -él de la letra- de obras inconmesurables, como "Balada para un loco", o "Chiquilín de Bachín". Años más tarde, y respecto a esta asociación, Ferrer recordaría que Piazzolla -que había trabajado con autores de la talla de Jorge Luis Borges- le había dicho: "quiero que trabajes conmigo porque mi música es igual a tus versos". Y no estaba errado. Lo primero que compusieron juntos fue "María de Buenos Aires", la primera ópera-tango del mundo, estrenada en 1968 y que fue calificada como una de las creaciones más importantes de origen latino.
Autor de más de 200 canciones, su talento no se limitó a la composición. También escribió libros de poemas, como "Romancero canyengue", o de la música que tanto amaba, como "Libro del tango: arte popular de Buenos Aires".
Su amor por el dos por cuatro lo llevó a fundar, en 1990, la Academia Nacional de Tango, de la que fue presidente hasta la actualidad, y a participar en la creación de otra treintena de instituciones en diversos países, para difundir el verdadero significado de esa música rioplatense.
Sus restos serán velados en la Legislatura porteña.
Se fue el maestro Ferrer; el tango está de luto.