Aprobar el cursillo con 4 o más, es el mayor desafío que enfrentan los chicos en este mes de marzo. Es un momento clave signado por el estrés y una mezcla de emociones encontradas en la nueva etapa. Dejar atrás "el cole", ese pequeño mundo de compañeros, amigos y profes ya archiconocido, para lanzarse al gran momento de elegir una carrera, y con ella, un universo de fronteras infinitas, como el futuro que imaginan y sueñan.
Aulas enormes, caras desconocidas, grandes tomos de apuntes listos para leer y subrayar en tiempo récord, son parte del cambio que transitan los adolescentes a esta hora.
Muchos de ellos asumen además el reto de viajar en colectivo varias horas por día hasta la sede universitaria donde se encuentra la carrera que quieren. Este es el caso de la estudiante cordobesa Nayla Bilavchik, de 18 años, que se trasladará desde la ciudad de Córdoba hacia Villa del Rosario, localidad ubicada a unos 80 kilómetros, para cursar Veterinaria en una extensión de la Universidad Nacional de Villa María. "Cuando pienso en que viajaré todos los días, pienso que tengo una hora y media para despejarme, tratar de dormitarme un poco, porque para estudiar no me concentro en el colectivo", comenta la joven egresada del Colegio Nacional de Montserrat.
Ella, al igual que miles de estudiantes de todo el país, deberá contar con el 60% del examen aprobado en cada una de las cinco materias que, en este caso, componen el cursillo de ingreso, para poder así matricularse.
La ansiedad le hace cosquillas en la panza mientras relee los resúmenes y afiches que armó para la última revisión. "Química y biología son las más difíciles, pero a esta altura hago un repaso de todo y me concentro en lo que más me cuesta. Después de eso ya está", asegura decidida. La semana próxima empezará a rendir una materia por día, y reza para que la suerte esté de su lado, tal como le pasó a su hermana gemela que ingresó a Nutrición y acaba de recibir la buena noticia.
Alegría, festejo, alivio y mil preguntas sobre lo que comienza, se agolpan en quienes pudieron atravesar la bisagra de estos últimos días y ya se sienten con todas las letras "universitarios".