Los vikingos vivían dispersos por todo el territorio del norte de Europa y los romanos llamaban a su territorio Escandinavia. Era una tierra misteriosa y un tanto extraña además de remota y con muy poca población. Al principio los Vikingos vivían de manera pacífica en las tierras de Dinamarca, Noruega y Suecia pero al poco tiempo comenzaron a preparar sus barcos para viajar a Europa. Todo comienza alrededor del 793 d.C.
La incursión de los Vikingos
Por el mar navegaban con los drakkar, barcos ágiles y veloces. Su primer desembarco fue en las costas de las islas británicas y su objetivo era un monasterio que era importante para los peregrinos de la época.
En el monasterio, solo estaban los monjes. Hombres devotos, ricos y pacíficos. Allí no tenían armas y solo guardaban los tesoros con su presencia. Pero eso a los vikingos no les importaba demasiado.
El monasterio se encontraba cerca del mar y los Vikingos atacaban rápidamente sin pensar demasiado. Los guerreros vikingos eran audaces y no era la primera vez que hacían ese tipo de incursión. Este tipo de tesoros vigilados por los monjes era un regalo demasiado apetitoso para los vikingos.
Los monjes, se percataron de los Vikingos demasiado tarde. Ese día, con esa incursión, los Vikingos entraron en la Historia escrita del mundo. No es de extrañar que para el mundo cristiano, los Vikingos fueran la encarnación del terror y del diablo.
Realmente, la cultura era increíblemente diferente. Los Vikingos adoraban a un dios que premiaba la Guerra mientras esos monjes rezaban a un dios que había sido crucificado.
La cruenta batalla de los Vikingos contra los monjes
Si por algo eran conocidos los Vikingos, era por su valentía y brutalidad. Especialmente los berserkers sobrepasaban los límites de la lucha.
Eran los guerreros más duros. la verdad es que los clérigos no tenían ninguna oportunidad contra los atacantes. Era como si un león cazaba un pájaro herido.
La mayoría de monjes murieron y cualquier superviviente se vendía como esclavo. Cuando volvieron a casa, todos los botines conseguidos les otorgaban mucho poder y honor.
Cogían todo lo que cabía en sus barcos y más tarde los dividían entre ellos. Todo lo que dejaban tras de sí, era muerte y destrucción. El ataque contra el monasterio fue solo el comienzo de un reinado de terror. Los drakkar aparecían frecuentemente por las costas británicas.
Durante la Alta Edad Media, la mitad de Europa vivía con el miedo de que los Vikingos les atacaran ya que eran los mejores luchadores (y los más temibles) que se había conocido hasta el momento.