La indiferencia que está pasando Colombia y que encuentro casi indestructible, la misma que nos lleva a celebrar triunfos superficiales y a conformarnos con felicidades momentáneas, aún cuando nuestros niños siguen muriendo de hambre dentro de sus propios territorios incluye pobreza, desigualdad, intolerancia y delincuencia, las cuales son las temáticas en las que deberíamos concentrar nuestras energías para encontrar tantas soluciones como podamos hacerlo. Pero aparentemente, es lo último que nos importa; la costumbre hizo que fuera así.
Quiero aclarar que no tengo nada en contra de la Miss; como dirían en mi país: "cada loco con su tema", pero sí me pone a pensar el hecho de que mientras la población entera celebra un triunfo ajeno, de una mujer que quizás no ha tenido la suficiente conciencia de lo que realmente significa ser un colombiano de estrato bajo, con empleos inestables y salarios totalmente indignos, los gobernantes siguen parándose sobre nuestros derechos civiles y humanos, actuando siempre como mejor les conviene, porque somos precisamente nosotros quienes, sabiéndolo o no, lo permitimos.
Es simple conformismo.
Sumando a lo anterior, este tipo de concursos lo único que logran es seguir imponiendo un estándar de Belleza al que la mayor parte de las mujeres no pertenecemos. El señor presidente de la nación colombiana, al momento de haber sido elegida la señorita Vega como representante de la belleza universal, publico en su Twitter las apropiadas felicitaciones, dando fin a su mensaje con: "es un ejemplo a seguir". Entonces pensé, ¿cómo podemos seguir su ejemplo en un concurso de belleza? ¿Tratando de ser tan bellas como ella? ¿Quizás, tratando de ser lo que no somos? Debo agradecer por sobre todas las cosas mi alta autoestima.
Como una colombiana más, que tiene ahora una nueva soberana, esperaría que dentro de su papel como embajadora de nuestra voz en el mundo, comunique de la mejor manera las problemáticas que nos agobian desde hace más de tres décadas; que se interese realmente por aquello que sucede en las poblaciones más pobres de nuestra nación, que se de cuenta realmente del poder que ahora tiene en sus manos y, sobre todo, que quiera hacer algo al respecto. Mis felicitaciones a la nueva Miss, mientras tanto, seguimos rebuscándonos la vida.