Muchas veces el hombre no se detiene a observar lo que lo rodea, por el simple hecho de que no lo ve por la rutina que siempre acostumbra a emprender. Y por esta simple razón es que se pierde, por momentos cortos o prolongados, las extrañezas y bellezas que el mundo le ofrece.
Es muy evidente, por más que se lo quiera ocultar, que necesitamos hacer descansos o viajar en ciertos momentos de nuestra acelerada vida.
Argentina, Canadá, Indonesia, Rusia, Alemania, India y España y demás países en el mundo, presentan paisajes extraordinarios, como el Glaciar Perito Moreno, el Cañón del Colorado, las Cataratas del Iguazú, las dunas del Desierto del Sahara, la Isla Jeju de Corea del Sur, las coloridas y rosadas galerías de árboles de cerezo en Japón, los salares, el Valle de la Luna, las islas Galápagos, y muchísimos más.
Todo eso debería ser visitado por lo menos una vez, porque no sólo se trata de paisajes producidos por la erosión y el paso del tiempo; son tesoros naturales que se han creado por erupciones volcánicas, por fenómenos naturales, por la vida misma del planeta, que lamentablemente poco a poco se extingue por la misma explotación del hombre.
Así como, por ejemplo, las Cataratas del Iguazú han pasado a ser una de las tantas maravillas del mundo, también han ido perdiendo su hermosura. Actualmente se lleva a cabo la tala de miles de árboles por minuto, el avance de las máquinas de desmonte en la selva deshace el hábitat de los miles de animales asentados en el lugar; incluso el desalojo, la matanza y el etnocidio de las aldeas originarias que allí residen.
Así como el hombre perjudica a los ecosistemas, también daña la capa de ozono con los gases tóxicos expulsados desde las fábricas, bombas e industrias mostruosamente grandes, provocando de esta manera el calentamiento global. Esto también incide en el derretimiento de otro precioso producto de la naturaleza, el Glaciar Perito Moreno.
Esto nos lleva por vigésima vez a preguntarnos hasta dónde será capaz de llegar el ser humano por su ambición e inconsciencia.
Asimismo se han desatado graves fenómenos naturales, entre los cuales no podemos omitir el movimiento de las placas tectónicas durante el último decenio, provocando tsunamis y terremotos en Japón y en otros sitios cercanos, así como devastadoras sequías e inundaciones, por ejemplo en Australia.
Todo ello nos está advirtiendo que la naturaleza está quejándose y que todo lo que el hombre haga o construya sin tenerla en cuenta, estará a un paso de consecuencias inevitables.