En las últimas semanas e incluso meses, una oleada de videos recorren las Redes Sociales, en busca de la captación de los votos de los jóvenes y de los no tan jóvenes. Recordemos que el padrón electoral se ha ampliado por la ley que permite ejercer el derecho a voto de manera opcional a personas de 16 años o más. En este contexto de nuevas tecnologías, de nativos digitales y de adaptación a nuevos espacios virtuales es que los partidos políticos se preparan para este 2015, con estrategias de visibilización y de convencimiento novedosas, que casi rayan lo ridículo.
Se me ocurren dos ejemplos claros: la campaña de Miguel Del sel en Santa Fé y de Walter Wayar en Salta, sólo a modo de ilustrar la idea.
La viralización como meta, el divertimento como relleno
Ejemplos no faltan, pero primero quiero hablar de la lógica que guía a estos candidatos, me refiero a la lógica del entretenimiento. Lo que buscan estos videos es una viralización de su persona, de su marca-persona, ese objeto creado por la publicidad para convencernos de algo, trasmitirnos empatía o contagiarnos la risa. Pero más allá de lo curioso del material audiovisual, las propuestas políticas lejos están de hacerse realidad, pues no las hay. Y este es un punto crucial en esta política 2.0 al que quiero mencionar.
La falta pasmosa de ideas, la superficialidad de las propuestas y la falta completa de interés por demostrar los planes futuros como un horizonte que posibilite pensar en las posibilidades, como así también debatir aquellos temas que del vamos, nos parecen francamente imposibles o inviables, para que no sigan vendiéndonos "gatos por liebres" como comúnmente se dice por estos lugares.
La perspectiva a futuro
El espectáculo de estos políticos reside fundamentalmente en la necesidad de entretener, de distraer, de divertir, de mantener ausente a la población en un estado mezcla de disfrute y de pasividad. Y no hay algo francamente peor para una sociedad que el estar 'políticamente-entretenida', pues esta clase de pasatiempo nos hace perder la aptitud crítica, el pensamiento lógico y, lo fundamental, nuestra capacidad de autonomía como ciudadanos.
Es por eso que visualizo con preocupación la penetración que logran estas propuestas audiovisuales en la sociedad, como así también la posibilidad que pronto nos hallemos inmersos de la 'espectacularización' de la política como algo naturalizado, y por lo tanto lejos de todo cuestionamiento.
La educación para las nuevas tecnologías
Otro tema importante por resaltar es la falta de actualización de la educación, para ver que no sólo hace falta leer y escribir en papel; se hace necesario aprender a ver mas allá de las pantallas que nos presentan. Pienso que este es el desafío quizás mas grande de los próximos años venideros: el desarrollo de la autonomía ciudadana en el campo de las nuevas tecnologías.