En el día de ayer, martes 7 de abril, el SI (Servicio de inteligencia) argentino denunció a Antonio Horacio Stiuso por "incumplimiento de los deberes como funcionario público". Se lo acusa de haber incumplido a la normas internas, en su accionar relativo a la investigación de la causa AMIA (1994). Puntualmente se lo imputa por intercambiar información con el difunto Alberto Nisman, ex fiscal a cargo de la investigación del atentado contra la mutual judeo-Argentina.

El procesamiento por la imputación quedó a cargo del juzgado federal a cargo de Rodolfo Carnicova Corral y la fiscalía de Juan Carlos Zoni.

La causa por la denuncia penal contra Stiuso esta amparada en la Res. 405/15, la cual remite al incumplimiento de Stiuso al no registrar como correspondería las peticiones del por entonces fiscal de la causa AMIA.

Por otra parte, el subsecretario de inteligencia del SI, Juan Martín Mena, consultado sobre el accionar del ex-agente manifestó que "cuando el Sr. Stiuso fue removido, no hizo presentación alguna de expedientes en trámite, no informó de ninguna tarea que esté trabajando en temas tan importantes, en colaboración con la UFI AMIA, y tampoco nos informó de las tareas que venía desarrollando".

La situación actual de Stiuso es desconcertante puesto que, requerido por las autoridades del Servicio de inteligencia, fue notificado, según fuentes oficiales, en cuatro domicilios distintos y no se presentó el pasado lunes a la citación oficial, según pudo confirmar el titular de la Secretaría de inteligencia, Oscar Parrilli.

En el marco de un inconcluso juicio por la muerte del fiscal Nisman, hubo cambios en la organización interna de la ex- SIDE, que incluyen un ordenamiento más horizontal, sumado a las denuncias por espionaje de parte de Gran Bretaña, en un ambicioso plan por controlar y direccionar la opinión por Malvinas, el Servicio de Inteligencia Argentino tiene una preponderante visualización mediática. Por la causa AMIA, además de los entredichos entre funcionarios -que se repitieron otras veces entre fiscales-, ahora recaen las dudas entre los funcionarios de inteligencia.