Desde muy pequeña siempre dediqué mi vida a viajar. Impulsada primero por mi mamá, luego con amigos, en ocasiones sola y ahora en pareja.
¿Quién no sintió ese nudo en el estómago la noche antes de viajar? Esa adrenalina que produce un viaje genera una sensación muy placentera, aunque para algunas personas resulte un poco incómoda o les provoque cierto miedo. El efecto produce algo tan fuerte dentro nuestro, que mientras el viaje sea ocasional y no rutinario o por trabajo, nuestro cuerpo y nuestra mente se predisponen en una forma abierta y positiva.
Sería prácticamente imposible no admirar, sorprenderse, disfrutar y sentir felicidad al llegar a nuestro destino, e incluso durante el camino hacia el mismo.
Partiendo de aquí es mi teoría de que "hay que viajar para ser feliz". Y al momento de partir es bueno tener en cuenta algunos datos que pueden hacer que nuestras travesías tengan un plus de atracción.
Entre curiosidades, consejos y pequeños detalles les puedo decir que si alguna vez van a Brasil, específicamente a Río de Janeiro, a 180 km al sur del centro se encuentra Angra dos Reis. Desde ahí se puede llegar a Ilha Grande, una de las únicas islas de América sin automóviles ni motos.
La isla completa es una maravilla digna de conocer por todos sus rincones. Les recomiendo caminar hacia la izquierda para Praia Preta y una vez allí, tomar a la izquierda otra vez y llegar hasta el Viejo Acueducto que llevaba agua dulce a la Cárcel de Leprosos. Al llegar al Acueducto, por la derecha hay un sendero en subida por el que podrán seguir casi el largo total del acueducto y ver desde arriba la playa y algunas vistas muy bellas.
Si alguna vez van para Chile, por el Paso Los Libertadores que une la ciudad de Mendoza con Santiago de Chile, preparen sus cámaras para fotografiar un paisaje majestuoso e imponente, en la Curva 17 de Los Caracoles.
Conocer el Machu Picchu puede ser maravilloso.
Pero ¿alguna vez pensaron en llegar caminando al Machu Picchu? Es una hermosa posibilidad que se puede lograr fácilmente. Tomen un ómnibus hasta Santa Teresa y luego, pasando por la Vieja Usina, caminen hasta encontrar las vías del tren, las cuales hay que seguir hasta su fin. Con un gran río a su derecha y montañas a su izquierda, llegarán hasta Aguas Calientes, desde donde podrán entrar al Valle del Machu Picchu con sus dos grandes montañas accesibles, Wayna Picchu y Machu Picchu.
En Turquía, en Kapadokya, existe un Museo y Fábrica de Cerámica, un lugar muy interesante, con guías en varios idiomas, maravilloso lugar, al igual que La Iglesia de las Catacumbas, lugares imperdibles.
Uno de mis últimos consejos por ahora es que, cuando viajen a San Juan, en Argentina, no dejen de ir a Valle Fértil, un sitio que cuenta con un parque de montañas erosionadas por el viento llamado Parque Ischigualasto.
También tienen que hacer una parada en Astica, desde donde se puede ir a las Sierras de Rivero y de Elizondo. Por ese camino, después del cruce que divide ambas sierras, tomen hacia la izquierda y luego hagan otro desvío, nuevamente hacia la izquierda, y llegarán a unas enormes rocas grises y una cascada de agua cristalina. Es ciento por ciento recomendable para una siesta de verano sanjuanino.
Tampoco puede dejarse de lado el arte culinario. Ir a San Juan y no comer "semitas" es imperdonable; como así también ir a Bélgica y no comer papas fritas con una de las 135 variedades de cerveza, o ir a Chile y no tomar un "mote con huesillo", o un "airan" en Turquía, o un "açaí" en una playa brasileña; comer "wafles" en Holanda o "ceviche" en Perú.
Estos son algunos de los consejos que les puedo dar desde la breve experiencia viajera que tuve hasta ahora. Espero que esto les anime a experimentar algunas de estas curiosidades.