¿Adoptaste un perrito que encontraste abandonado en una calle de tu ciudad? Si así lo hiciste, rescataste a un animal. ¿Ayudaste a buscar un hogar para el perro de una familia amiga que se debía mudar? Si así lo hiciste, también a rescataste un animal. El mundo sería un mejor lugar para todos los seres que lo habitamos si todos hiciéramos acciones de ese tipo. Sin embargo, que alguna vez hayamos hecho algo de eso no nos convierte en rescatistas de animales.

Un rescatista de Animales es alguien que constantemente está en busca de animales desprotegidos, abandonados, en malas condiciones de higiene, golpeados o maltratados, para darles una vida mejor. Es alguien que, en ocasiones está dispuesto a arriesgar su propia vida para salvar la de otro ser viviente. Es alguien que lucha por esos seres que no pueden luchar por sí mismos. Es una voz para los que no tienen voz.

María Mazzoni es una mujer de 30 años de edad residente en Montevideo, Uruguay. Ella, de manera autónoma, pues no está afiliada a ninguna asociación de rescatistas, se dedica a brindarle una vida mejor a perros y gatos que encuentra abandonados en las calles o que están en casas de familia pero en malas condiciones.

"Yo tenía 16 años cuando tomé conciencia del abandono de los animales. Luego de encontrar unos cachorritos abandonados en una plaza y ayudarlos, no pude ignorar nunca más cuando veía animales en esas condiciones", cuenta. María no la pasó bien en el principio, debido a dos factores principales: el primero fue la incomprensión de los integrantes de su familia, a quienes ella describe como "gente a la que le gustan los animales pero sólo como mascotas, pues no son para nada 'bicheros'"; el segundo factor era el económico. Ella aún no trabajaba y por ende la familia terminaba pagando los gastos veterinarios. Pero ninguno de estos dos motivos hizo que ella dejara de cumplir lo que considera una de sus misiones en la vida.

En la actualidad, María alberga a diez animales, entre perros y gatos, en su domicilio. Son animales con los que ella se encariñó y no pudo dar en adopción. Además, constantemente la acompañan animales en tránsito, que son aquellos que están sólo de paso por su hogar, a la espera de que alguna familia se los lleve.

"¿Por qué gastan tanto tiempo y dinero rescatando animales cuando la calle está llena de niños que no tienen casa?" es una pregunta que a los rescatistas se les formula con mucha frecuencia. Consultada al respecto, la activista Johana Perrone, rescatista independiente de la Ciudad de Buenos Aires explicó: "Ningún ser viviente merece vivir a la intemperie y sufrir las inclemencias del clima. Pero en la mayoría de los países no es posible llevarse un chico de la calle a tu casa. Hay cuestiones legales que lo impiden. Además, en la mayoría de los países existen leyes que amparan y buscan ayudar a los niños que están sin hogar. En cambio, el perro que queda en la calle terminará siendo un perro callejero para siempre y las calles de la ciudad no son precisamente el ámbito natural para un perro".

Algunos consejos

¿Te interesa convertirte en un rescatista o al menos ayudar a animales cuando tus posibilidades te lo permitan? Presta atención a las siguientes indicaciones:
  • No los lleves a una perrera o su equivalente para otras especies. Son lugares en mal estado, con condiciones de higiene deplorables en donde los animales suelen ser maltratados. En la Ciudad de Buenos Aires las perreras están prohibidas actualmente, pero en otros puntos del país continúan funcionando. Si vas a una perrera que sea para adoptar a un animal y no para condenar a otro.
  • Llevá siempre en tu auto o en tu bolso una botella de agua lo más grande posible por si encontrás un animal deshidratado en la calle. Llevá también alimento para darles, si ves que están en estado de desnutrición.
  • ¡No trabajes solo! Tené a mano el número telefónico de otros rescatistas que residan en la zona geográfica en la que te encontrás. De este modo sabrás dónde conseguir ayuda (atención veterinaria, por ejemplo) y te podrán dar una mano en caso de que haya que hacer trabajo pesado. Hay muchos foros de Internet y grupos en redes sociales donde podés conocer a otros rescatistas.
  • No trates de hacer lo que no estás capacitado para hacer. Podrías causarle un daño peor al animal. Un buen veterinario es el mejor aliado del rescatista.
Para terminar, sólo queda decirte que jamás pierdas la pasión. El trabajo del rescatista de animales tiene sus momentos buenos y sus momentos malos. Hay días de tranquilidad y días de muchísimo estrés. Pero si esta es tu vocación ¡nunca dejes de avanzar!