El 18 de junio, la Cámara de la Sala IV de Casación hizo lugar a la apelación interpuesta por María Kodama contra el sobreseimiento de Pablo Katchadjian, en la querella que la viuda de Borges le había iniciado en 2011 y por la que había sido absuelto en dos instancias previas.
Tengo ante mis ojos el experimento de Katchadjian y su justificación: " Los mejores momentos, me parece, son esos en los que no se puede saber con certeza qué es de quién". Sin tener el cuento original más que en la memoria, me resulta muy fácil descubrir las líneas agregadas por Katchadjian.
El estilo de dicho escritor, más bien desmañado (la frase que cito es un buen ejemplo), desentona con el de Borges más de lo que disonaban los fragmentos barrocos con los de carnavalito puneño en el Concerto Grosso alla Rustica de Les Luthiers.
El efecto cómico, en este último caso, procedía precisamente de la perfecta conjugación de las armonías básicas. La producción de Katchadjian, en cambio, nos hace pensar en una bolsa de basura colgada de los cuernos del Moisés de Miguel Ángel. Requería más esfuerzo, más conocimiento y más imaginación la criticada técnica de cut-up de William Burroughs, una novedad de hace cincuenta o sesenta años.
Con todo, no nos parece justa la posible sanción penal al "engordador", por el presunto delito de plagio, que podría costarle de uno a seis años de prisión.
Porque las carencias mencionadas monopolizan, salvo honrosas excepciones, los discursos político, periodístico, artístico y demás esdrújulas que padecemos en la actualidad.
En suma, es hora de "engordar" otros discursos.
Nada cuesta encontrarse con discursos y textos absolutamente raquíticos de ideas; basta con mirar los afiches callejeros, la televisión, los diarios y muchos de los Libros más vendidos.
Tal vez no se trate de raquitismo orgánico, de falta de posibilidades de nutrición intelectual, sino que parece provenir de una anorexia que rechaza todo lo que pueda alimentar nuestras ideas; o de bulimia, que provoca náuseas y descomposturas automáticas ante la mera aparición de un pensamiento. Como sabemos, la anorexia y la bulimia no existen en los lugares donde escasean los víveres.
Existen anemias casi incurables: ¿cómo podríamos "engordar", por ejemplo, las letras de un conjunto de música que solamente repiten... el nombre de ese mismo conjunto?
Por vía de ejemplo, voy a proponer textos "engordados" en distintos ámbitos. Como no quiero que Martino, o Macri, o Del Sel, o Scioli me denuncien por plagio, intentaré aclarar qué parte es original y qué parte es "engorde" de mi cosecha.
Martino: "Tenemos futbolistas que vienen de un desgaste importante... (engorde)... y perderían plata si se lesionan por jugar este torneíto de barrio"
Macri: "Es necesario animarse a debatir si queremos seguir con lo mismo o queremos cambiar la política monetaria, de salud o de educación actual...
(engorde)... por las corridas bancarias, la represión al Francés y al Borda y las escuelas sin agua y sin luz".
Del Sel: "He sido víctima de una campaña sucia... (engorde)... Lifschitz y Perotti me obligaron a decir que hay que golpear con varillas a los niños y que la trata de personas es una fiesta de buenos tipos, como yo".
Scioli: "Mi presencia en el Espacio Clarín se debió a que es necesario dialogar y compartir ideas con todos. Estamos en camino de recibir un país desendeudado, organizado, reindustrializado...(engorde)... y ya todos los candidatos estamos de acuerdo en empapelarlo, desmovilizarlo y reprivatizarlo para comprar chirimbolos importados".
Cada lector podrá hacer este ejercicio en su casa, cada vez que se informe o busque entretenimiento, al respecto de cualquier tema.
No dejemos de pensar, ni olvidemos que solamente el humor es serio.