El vaciamiento ferroviario lleva décadas en nuestro país, en los años 60 el gobierno de Frondizi a instancias del Banco Mundial y asesorado por el general estadounidense Thomas Larkin, aplicó un plan que consistió en la reducción de un tercio de los ramales, el cierre de talleres y la compra de material rodante al exterior, así como el despido masivo de trabajadores y la militarización a través del represivo "plan Conintes". Estas políticas fueron repetidas durante los "procesos" de Ongania y de Videla.

La última dictadura endeudo los ferrocarriles con créditos privados además de generar nuevos despidos y mayor destrucción del sistema ferroviario.

Con la democracia el gobierno de Alfonsín continúo con el vaciamiento y el gerenciamiento privado a través del denominado "plan Terragno".

En los años 90 el gobierno de Menem inicio un festival de concesiones a "monopolios privados" y a sectores de la "burocracia sindical". Este modelo dejo a pueblos enteros sin red ferroviaria, a estaciones muertas y en el olvido, fueron cerrados muchos talleres y ramales, la desocupación floreció. Este esquema fue fortalecido por la administración Duhalde y luego confirmado por los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández.

Durante la era "K" se adopto la lógica "re-privatizadora" tejiendo negocios con aquellos "grupos económicos" y "burócratas sindicales" favorecidos por la "privatización" menemista, además de abrirle las puertas al capital chino sobre todo en el transporte de cargas.

Un gran símbolo de los negocios construidos por las diferentes administraciones, fue el "burócrata" José Pedraza quien fuera por décadas el líder de la unión ferroviaria y que en los 90 fue nombrado por Menem para gestionar la empresa estatal ferrocarriles argentinos, posteriormente el presidente riojano le entrego en concesión el 99 % del Belgrano cargas.

Ya con Néstor Kirchner en el poder se armó una "sociedad mixta" en el Belgrano cargas entre empresarios chinos, Franco Macri y las "burocracias empresariales y sindicales" de Moyano, Maturana y Pedraza, a la vez, con la venia del gobierno nacional el "pedracismo" tejió "sociedades" con los empresarios Cirigliano, Romero y Roggio, para garantizar los "negocios privados" y la "tercerización" en las líneas Mitre, Sarmiento y Roca.

Estas "sociedades" fueron las que llevaron al asesinato del luchador popular Mariano Ferreyra (Militante del Partido Obrero) y al "ferrocidio" de la estación terminal Once (Ciudad de Buenos Aires), el 22 de febrero de 2012 que causo la muerte de 51 usuarios de la línea Sarmiento.

En la actualidad el gobierno nacional, con el visto bueno del Banco Mundial, construye una "re-privatización" disfrazada de "estatización", manteniendo la lógica de ampliar los "negocios monopolicos" y la "tercerización".

Se firman una serie de contratos leoninos con empresas de capital chino para financiar principalmente la "reconstrucción" del Belgrano Cargas convertido en una "sociedad comercial" y al mismo tiempo se mantienen las concesiones armadas durante tiempos de Ménem en la totalidad del transporte de cargas, porque el objetivo principal de este proyecto no se basa en la "recuperación ferroviaria" sino en que el tren de cargas continúe siendo uno de los "motores" claves para el desarrollo del "modelo agroexportador".

Solo por medio de un proyecto que incluya a los trabajadores y usuarios y que convierta el servicio en un "servicio social" y no en un "bien de mercado", se podrá recuperar el sistema ferroviario.