Suena raro. Es la verdad. Hoy ya no existe el amor por los clubes, o pareciera que no existiese. Todo es un negocio, de acuerdos sucios y oscuros que lejos están de lo hermoso que es el Fútbol. Hoy, año 2015, un jugador de primer nivel como lo es Carlos Tévez vuelve a su casa, al lugar donde nació futbolísticamente y lugar donde prometió volver entre lágrimas, aquél diciembre del 2004, año en el que Boca Juniors se consagraba campeón de la Copa Sudamericana.
Demostración de amor única por parte del Apache, un mimo al corazón de todos los hinchas de Boca. Después de la partida de Riquelme, los simpatizantes Xeneizes no tenían un ídolo por el cual desvivirse. Ahora ese lugar lo viene a ocupar Carlitos. Es llamativo que decidiera volver en esta etapa de su vida, donde muchos afirman que es la mejor de su carrera. Pretendido por el París Saint Germain y por el Atlético del "Cholo" Simeone, optó por volver a vestir la azul y oro. Resignó dinero, demasiado. Lo que hace a su gesto mucho más grandioso.
Su retorno expone a aquellos que no regresaron.
En la balanza de muchos jugadores pesó más el dinero que el amor por los colores, Y no está mal, al fin y al cabo, es un trabajo. Lo que sí es un error es mentirle al hincha. Porque claro, quien es fanático de un club suele creer en las palabras de los jugadores, son ciegos y no piensan. Solo escuchan y esperan que cumplan lo prometido.
Aquí tienen a uno con palabra, el jugador del pueblo. Mucho afirman que es el regreso más preponderante de los últimos años, y pienso que no se equivocan. Se lo puede comparar con la de la Bruja Verón a Estudiantes, pero la dimensión de lo que es Boca es mucho más fuerte e impactante. Además Tévez viene de consagrarse campeón del torneo Italiano siendo el goleador de su equipo y llegando a la final de la Champions League, según datos reflejados por el sitio oficial de la UEFA.
Hoy, 13 de julio, se dará su presentación oficial en la Bombonera. Parte del estadio se llenará para ver a su ídolo y esperarán unas palabras del Apache. No solo el hincha de Boca está feliz, hoy el fútbol argentino sonríe. Por suerte el amor a la camiseta existe, si no pregúntaselo a Carlos Tévez.