La pregunta que antecede al texto es para que intentemos tener en claro, sin temor a equivocarnos, lo que se espera de los candidatos a cualquier puesto en estas elecciones 2015.

La verdad es que ya no importa de qué partido político sean quienes se presentan en una lista, al menos para el común de la gente que no milita en ningún ámbito. Lo que el ciudadano común realmente espera es que se pongan de acuerdo por el bien del pueblo, esto resulta un tanto utópico ya que cada uno tiene sus intereses y por larga experiencia sabemos que ninguno va a dejarlos de lado, pero sería una buena forma de empezar a pensar como un país que quiere crecer realmente.

Ya demasiada importancia se les da a los políticos y más aún en plena campaña, pero nadie se acuerda de los cuarenta y pico de millones restantes. Las promesas van y vienen de la boca de tal o cual candidato, pero en su gran mayoría no se van a llevar a cabo, ya lo sabemos. Así que lo que pretendo es que al menos, desde un pequeño lugar, se exprese parte de la voluntad popular.

Hoy el pueblo pide más que estabilidad laboral y económica. Hay gente muriendo cada día en las calles de nuestro país y quedó demostrado que no es solo una "sensación" la inseguridad. Inventan policías de distintos colores en cada rincón de tierra Argentina y aún así los robos, secuestros y asesinatos no cesan, al contrario, cada día que pasa crecen en número y violencia.

Creo que si tuviésemos la certeza de que uno de los candidatos, del partido que sea, va a terminar con este flagelo, lo votaríamos sin dudarlo. Es triste pensar en lo terrorífico de traer un hijo a esta selva donde ya gobiernan los narcos.

Otra de las cosas que buscamos de verdad es que quién nos represente vuelva a juntar las partes divididas.

Sí, hay una división absoluta de la gente, llámenlo grieta o como se les cante. Culpen a Cristina, a Macri, a Lanata o al Papa, pero por favor volvamos a la unidad. En épocas de crisis demostramos ser solidarios al extremo y siendo así no puedo entender cómo nos odiamos en términos políticos entre amigos, hermanos y vecinos por no pensar de la misma manera.

¿O es que sólo nos unimos cuando tenemos un enemigo en común?

Y por último, y en el límite de la ciencia ficción, pedimos honestidad para gobernar. Ya se hizo común y a nadie sorprende el enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos. Queremos sorprendernos para bien, queremos gobernantes decentes para dar el ejemplo a un pueblo que se forjó de los ideales de los inmigrantes que venían a poner el lomo para hacer de este país un país grande y lamentablemente está perdiendo esa capacidad de esforzarse para lograr sus objetivos.

Así que, queridos candidatos, al menos por un segundo, entre flash y flash de la cámara a la que le sonríen abrazados a un chico o a un anciano, o cuando apoyen la cabeza en la almohada, piensen que el voto no es un comodín que se les brinda para ganar la mano de su juego, el voto es la confianza de la gente depositada en una urna, por lo tanto, si van a hacer las cosas mal, al menos sepan que si la justicia no los juzga y hasta que Dios y la Patria lo hagan, vamos a estar acechándolos con la mirada juzgadora de la ética y la moral.