Y un día el mundo se volvió contra mí. Todos los "messistas" de las redes sociales arremetieron de golpe contra mi muro de Facebook para llenarlo de improperios relacionados con mi actitud descreída hacia la capacidad maradoniana del pibe del Barcelona. Las agradables palabras fueron desde tratarme de ciego hasta invitarme a paseos turísticos por las lomas de las partes íntimas de todas mis familiares mujeres, entre las más livianas.

Hoy los fanáticos de Messi están agrandados como un pan en el agua; salieron todos juntos a pelearle a los molinos de viento con el pecho tan inflado como sus motivos.

Lo que no entienden y nunca van a entender, porque el fanatismo no sabe de entendimientos, es que uno no está en contra de Messi; que uno se enoja y putea cuando tiene la herramienta y no le sale el trabajo. Si yo jugara en la selección nadie me insultaría, todos insultarían al técnico. Le dirían: ¡¡¡sacá a este muerto pedazo de…!!! Pero a nadie se le cruzaría por la cabeza putearme por la falta de definición, ya que tengo menos que un televisor de 14". Y eso no es mi culpa, sino de nuestra amiga naturaleza que se olvidó de cargarme al menos un poco de esos atributos. Uno le exige a alguien en base a lo que sabe que ese alguien puede dar.

Ayer fue la primera vez que vi al muchachito jugar en la selección con la sangre que les viéramos a los grandes héroes del Fútbol.

Tuvo un empuje tremendo y además recuperación; eso que le pido cada vez que se pone la camiseta para representarnos. Ya sé que juega bien y que hoy (sí, hoy) es el mejor del mundo. Repito, no soy ciego, por eso no le pido que trate bien a la pelota, eso ya lo hace solito; sólo le pido que ayude presionando cuando la pierde, como lo hizo ayer corriendo de atrás a quien se la quitaba.

Que se ponga el equipo al hombro, que sea solidario con sus compañeros, que sea parte, sólo de esa manera podemos tratarlo como a uno más, si el mismo lo siente así, si forma parte del grupo.

Ayer fue un jugador más de Argentina, uno muy bueno, un engranaje increíble y ahí es donde lo veo distinto. Siendo un engranaje, no pretendiendo ser la máquina completa; formando parte de un esquema, no pretendiendo que el esquema se le acople.

Pueden pasar mil jugadores, pero la camiseta va a seguir estando; por eso nadie es indispensable, no se le va a cambiar el color a la casaca para enchufar a un jugador.

Por todo esto me pone feliz que me puteen. Eso no quiere decir que antes haya estado equivocado diciendo que Messi no jugaba; eso quiere decir que ayer sí lo hizo. Así que, queridos extremistas, si el pibe juega como ayer voy a ser el primero en aplaudirlo, pero si no, voy a ser el primero en criticarlo. Porque yo miro los partidos de la selección, no del Barcelona. Espero sus puteadas como cábala, por el bien de nuestra celeste y blanca. ¡¡¡Ojalá el sábado me putee mucha gente!!!