Mientras el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, pidió no ser indiferentes con los pobres y recordó en su homilía -luego de la peregrinación a Luján- que el Papa convocó a “ponerse la Patria al hombro”, Macri se encarga de destrozarla y “fabricar pobres” con más despidos en puerta y profundización de la pobreza de jubilados restando fondos a la ANSES avanzando en corrupción.
Aplaudido por el FMI, llega la primera privatización de usinas y obras hidroeléctricas creadas por el kirchnerismo y un fuerte ajuste en INTA, SENASA, CONICET y la educación pública en general; subió los subsidios a la enseñanza privada y disolvió programas de atención a chicos carenciados que concurren a escuelas estatales.
La privatización total de la Patria comienza con la producción térmica de las usinas eléctricas de ENARSA, que serán reguladas por empresarios. Las grandes represas hidroeléctricas y centrales nucleares Ensenada Barragán y Brigadier López serán financiadas por otros países. Gas, gasoil y fueloil irán al poder de actores privados del mercado. Privatizará seis usinas nuestras y otras cuatro centrales.
Sin tocar las exenciones impositivas a los ricos, se perderán de inmediato mil puestos de trabajo con recorte presupuestario de $3 mil millones en INTA y SENASA (ajuste del 45%), por lo que dejarán de funcionar adecuadamente. SENASA hoy fiscaliza cerca de US$ 35 mil millones en exportaciones. El Presidente quita a INTA más de $1.100 millones: afectará el pago de sueldos, y sin laboratorio e investigación, echará a más de 600 trabajadores.
La educación no es la vía del Gobierno para remediar la pobreza “con trabajo de calidad que se logra con mayor nivel educativo”, como supo mentir MM. Al 30 de septiembre, usó solo el 10,94% de los recursos del programa de Innovación y Desarrollo de la Formación Tecnológica; el 19,16 de lo previsto a Infraestructura y Equipamiento; redujo el 31,35 % en Acciones Compensatorias y el 30,94 en Formación Docente.
CFK el año pasado integró 150 mil jóvenes adultos a la educación formal y alfabetizó 29 mil; Macri ninguno. A nivel universitario dejó de pagar las casi 20 mil becas para estudiantes de bajos recursos. Para 2016 debía distribuir 5 millones de libros, pero no los compró y eliminó ejemplares de literatura para el secundario.
Desmanteló equipos técnicos, sumó despidos masivos y cerró los planes en ejecución: Finalización de Estudios Secundarios (Plan Fines) y el Nacional de Educación Sexual Integral (ESI); en paralelo, las obras de infraestructura escolar son discontinuas.
Paralizó el Plan Conectar Igualdad que entregaba netbooks a estudiantes secundarios de todo el país (este año le quedaban por repartir 600 mil a alumnos de primer año y dio 100 mil).
En 2017 no contarán con este recurso tecnológico ni los de primero y segundo año, cuando el gobierno anterior asignó cinco millones de netbooks, universalizado la distribución. La idea del Jefe de Estado es que asuman esta tarea empresas informáticas multinacionales.
En 2017, el presupuesto prevé la caída de salarios y desarrollo del CONICET; baja US$ 200 millones. El Grupo Ciencia y Técnica Argentina (CyTA), conformado por investigadores de renombre de todas las disciplinas, denunció que la medida es un duro golpe al corazón de la ciencia argentina y “pone en riesgo los logros de la última década”, porque la falta de partidas alcanza a “un límite sin precedentes”. Remarcó la gran diferencia macrista con el aumento concedido para el área del 70% en 2013/14.