Pasadas las 10 de la mañana, Mauricio Macri abandonó su casa de Palermo en compañía de su esposa, Juliana Awada. El presidente electo fue rumbo al Congreso donde daría juramento como nuevo presidente de la Nación. Un enorme operativo de seguridad custodió la caravana que estaba escoltada por 300 granaderos. El detalle: el recorrido estuvo plagado de colores celeste y blanco; el color de Cambiemos (el amarillo) estuvo ausente.

En un Volkswagen Touareg blanco llegó Macri al Congreso. Allí saludó a los legisladores y firmó el libro en el Salón de los Pasos Perdidos.

Minutos después pronunció en la Asamblea Legislativa: "Yo Mauricio Macri, juro por Dios nuestro señor y estos santos evangelios desempeñar con honestidad y patriotismo, hacer observar con fidelidad la Constitución de la Nación Argentina. Si así no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden".

Tras saludar a Gabriel Michetti –su vicepresidenta-, el nuevo presidente de todos los argentinos emitió su primer discurso, en donde claramente de diferenció del kirchnerismo. “Para mí la política no es una competencia”, lanzó el flamante mandatario de la Nación, una clara alusión al escándalo que cubrió la ceremonia de traspaso, que concluyó con la intervención de un juez y la anunciada ausencia de la ahora ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.

“Este gobierno va combatir la corrupción”, afirmó Macri, afirmando que será “implacable” y que no habrá tolerancia con quienes quiebren la ley.

Otro punto de su discurso fue la promesa de que no habrá jueces partidarios a su gobierno. Aseguró que quiere un a “Justicia independiente”.