Nadie podría imaginarse que algo tan específico como un esmalte de uñas pueda llegar a ser una industria en sí misma, donde miles de variantes existen para que el producto llegue al mercado minorista. Desde los frascos más raros y los volúmenes más grandes, hasta los clásicos de siempre y los que están de Moda. Cuadrados, ovalados, rectangulares, acorazonados, cilíndricos, hexaédricos, los frascos que contienen la pintura cosmética llevan innumerables variantes para que los ojos compren el artículo sin antes haberlo probado.
Desde ya, en este rubro de la industria del frasco de vidrio, chinos e indios compiten para llegar a todos los mercados y europeos y americanos con el objeto de lograr los modelos más sofisticados para los salones de Belleza más importantes del mundo.
Sin embargo, lo que más debería llamar la atención, y esta filosofía es buena para ponerla en práctica siempre, es la esencia del producto. El barniz de uña, utilizado con colorantes de los más diversos tipos y calidades, hacen al esmalte. Los mejores barnices se producen en Italia, España y Alemania. Existen lacas de menor calidad y por ende de menor costo, provenientes de Asia. La calidad de la laca, le permitirá a la persona obtener mejor fijación, mayor uniformidad, donde es muy importante el tipo de barda de pincel; mayor duración y una mayor facilidad para limpiar la uña.
Los componentes para fabricar el esmalte son, la nitrocelulosa, el acetato de etilo, el acetato de butilo, el amilo y el alcanfor.
Para los cremosos se utiliza dióxido de titanio y perlas para los nacarados.
Hoy en día, es vital el químico que se especifica en colorimetría y que tiene una gran salida laboral debido a la exigencia del público, que exige mayor gama de colores y se interesa en la diversidad de lacas, combinadas con glitters o purpurinas, que cambian por sus colores y sus formas.
Es muy común ver glitters en forma de estrellas o de flores, en las uñas de las niñas y adolescentes, que brindan, a diferencia de la juventud de los años '50 del siglo XX, un estilo más alegre.
Desde el fondo de la humanidad, la mujer y el hombre se han ornamentado y la pintura para uñas no deja de ser un objeto de esas características.
Un 85% del total de compradores de pintura de uñas son damas. Siendo el sector más interesado, pueden medirse con los colores más requeridos las edades de las consumidoras.
Los colores clásicos, los pálidos en la gama de los cremosos, como rojos, rosas, violetas y marrones, son utilizados por señoras mayores a los 50 años. El boom de los últimos 15 años, fue el negro prolong, color de mayor salida que desplazó al rojo cremoso y al blanco perlado, otrora campeones de la demanda.
También los flúo han aparecido con éxito. Desde la temporada primavera-verano del año 2005 hasta la actualidad, las jóvenes son impulsivas compradoras y marcan tendencia con estos colores.
Con respecto a las artistas del esmalte, las manicuras latinoamericanas han implementado la técnica conocida popularmente como "francesita", que consiste en combinar dos colores distintos o parecidos, a través de un sticker que los separa, dejando la parte superior de la uña de blanco intenso y la inferior de un blanco más transparente.
Esta técnica, surgida en el siglo XVII en París, ha sido recreada por la moda de los años '20 y '30. Nuevamente, a través de la creciente industria de la pornografía americana de fin de siglo XX, ha tenido un gran renacimiento.
En todos los colores, en todas las formas para pintarse y en todos los envases, el esmalte es un símbolo de coquetería en las mujeres y un producto que alimenta a millones de familias por el trabajo que genera.