Hoy  hablaremos un clásico de la cocina. Una receta que gusta a todo el mundo y combina a la perfección con platos de todo tipo: ¡El Guacamole! La base de esta salsa, como ya saben, es el aguacate, una fruta realmente especial ya que casi no contiene azúcares y en cambio está formado mayoritariamente por grasa. Ahora bien, se trata de grasas poliinsaturadas, muy ricas en nutrientes tan saludables como los omegas 3, 6 y 9.  

Dentro de su gran abanico de beneficios para la Salud, nos encontramos los siguientes: 

- Resulta ideal como regulador hormonal tanto de hombres como de mujeres, ya que aumenta la fertilidad.

- Es un gran protector cardíaco.

- Estimula el sistema inmunológico actuando como preventivo de resfriados en invierno.

- Contiene una buena dosis de beta-carotenos precursores de la vitamina A, es por eso que protege la piel del sol y trata las arrugas de expresión, así como las cicatrices.

- Evita la caída del cabello.

- Hace subir los niveles del colesterol HDL (bueno) y a la vez baja el de tipo LDL (malo) y los triglicéridos. 

La lista podría ser mucho más larga, pero estos son los principales. Sin dejar de decir que su textura y su sabor lo hacen muy especial. Combinado con verduras picaditas como veréis en esta receta, resulta delicioso a modo de aperitivo a media tarde untado con unos crackers de semillas o bien como guarnición de un plato para dar cremosidad a un plato de pasta o de arroz meloso tipo risotto.

Receta:

Necesitamos: 

  • 3 aguacates.
  • 60gr de cebolla.
  • 120gr de tomate (también puede ser sin).
  • 1 o 2 dientes de ajo.
  • El jugo de un limón (20ml).
  • Hoja seca de cilantro.
  • Un poco de cayena, pimienta o "jalapeño" si encontramos.

Cortamos todos los ingredientes en forma de cuadraditos muy pequeños y finalmente mezclamos el aguacate. Luego cogemos un tenedor y lo aplastamos todo bien. Debe quedar todo bien emulsionado, pero no hay necesidad de utilizar una batidora. Veréis un color verde muy vivo que es significativo de un final con éxito. Os doy la opción de hacerlo con tomate o sin é, el gusto cambia bastante, así como el aspecto y textura. Es cuestión de probar una y otra y valorar.