Hoy se rememoran cuatro años del fallecimiento de Ernesto Sábato, un escritor con múltiples facetas: físico, ensayista, pintor artístico y fanático del "pincha" - Estudiantes de la Plata, el club de sus amores- . Con una visión existencialista de la realidad, quizá un tanto lúgubre para algunos lectores pero siempre reveladora.

Autor de la trilogía de novelas: 'El túnel', 'Sobre Héroes y Tumbas' y 'Abaddón el exterminador', escribió además obras sobre la condición humana y la vida en un mundo globalizado, tales como: 'Uno y el Universo', 'Hombres y engranajes', 'El escritor y sus fantasmas', 'Apologías y Rechazos', 'Antes del Fin' y 'La Resistencia', entre otras.

Fue premiado con el galardón 'Miguel de Cervantes' en el año 1984, siendo así el segundo escritor de Argentina en obtener esa distinción, posteriormente a Jorge Luis Borges, quien obtuvo el premio en 1979.

Ernesto Sábato ha tenido una trascendencia muy importante durante el siglo pasado y en la primera década del corriente. En los comienzos de su trayectoria se dedicó a la física y a los estudios prácticos en esa área, que constituye su principal formación. Sin embargo, tras establecer vínculos con algunos representantes del 'movimiento surrealista', su futuro cambió radicalmente y prevalecieron sus inquietudes como escritor.

El amplio recorrido de Sábato en el mundo literario, le permitió llevar a cabo una de las experiencias más sustanciales para su vida: presidir, a pedido del Jefe de Estado de aquel entonces, Raúl Alfónsín, la 'Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas' (Conadep).

Su actividad radicó en investigar la desaparición de miles de argentinos durante la dictadura militar argentina -1976/1983-.

En relación con su literatura, se puede decir que le ha dado vida a personajes antagónicos , alejados de sus 'valores morales', con tramas un tanto 'tenebrosas'; pero que han contribuido a una visión superadora de la psicología humana.

Su lucidez al momento de expresar ideas y argumentos, su elocuencia y erudición en torno al campo de la psiquis de las personas, lo ha convertido en uno de los literatos contemporáneos más grandes de Argentina.

El 30 de abril de 2011, se conoció la noticia de la muerte del autor, quien 15 días antes había padecido una fuerte bronquitis, según lo indicaba en su momento Elvira González Fraga, su asistente.

La información se difundió rápidamente por todo el mundo y entristeció a sus lectores más acérrimos. Sus restos fueron velados en el 'Club Social y Deportivo de Santos Lugares', en cuya localidad residía desde el año 1945.

La antigua casa de Santos Lugares fue convertida en museo, lo que significa una maravillosa oportunidad para conocer el 'refugio de paz' en el que vivía el célebre escritor argentino.