Llega mitad de año y con él las ganas de alejarse de la rutina, del día a día en la oficina, de escaparse del viaje en subte y evitar las horas pico en Av. Corrientes. Los planes de vacaciones todavía parecen lejanos pero las ganas parecen ganarle a la vocecita que dice "todavía falta mucho".
Esa especie de fenómeno que nos agarra a esta altura del año, la voz interna que le quiere decir "Chau" a Buenos Aires se potencia en el momento en que empezás a buscar precios de vuelos, de hostels, de pasajes de micro o tren, al momento de hacer comparaciones entre destinos, y de preguntarse "¿y este año, a dónde vamos?".
El mundo parece tan grande y las opciones son tantas, que al momento de elegir, nada es tan simple como las ganas parecieran decir que lo es. La solución aparece cuando de repente un amigo, compañero de trabajo, familiar te cuenta de su anécdota de viaje, que querés que se convierta en tu experiencia, en lugar de ser solo un cuento que escuchaste.
Para un viajero empezando a recorrer el mundo, el destino que más se escucha es la combinación Bolivia y Perú, llegando a Cuzco y visitando, claramente, el Machu Picchu. Pero para los más aventureros, a veces esto sólo no alcanza.
"Lo mejor de mis vacaciones fue subirme a un barco en Perú, navegar por el Amazonas y bajarme después de nueve días (y varias picaduras de mosquitos) en Brasil".
¿Navegar por el Amazonas? ¿Llegar desde Perú a Brasil, en barco?
Sí, estas pueden ser las preguntas que saltan a la cabeza al escuchar o leer esa frase. Pero hay mucho mas por descubrir de este viaje poco usual.
El viaje se divide en dos trayectos. La travesía comienza en el puerto de Iquitos, al norte de Perú. El barco que realiza el trayecto Iquitos-Santa Rosa (triple frontera entre Peru-Colombia-Brasil) es "El Lucho".
La particularidad de estos barcos es que para dormir no hay camas, solo hamacas paraguayas. Cada uno deberá levar su hamaca paraguaya y atarla, para así comenzar la travesía amazónica. El viaje tiene incluido en el precio (70 soles) las comidas de los dos días, pero es recomendable llevar alguna provisión ya que las comidas no son del todo generosas.
Lo que hay que tener en cuenta es que no sale todos los días, y suele ser aleatorio en cuanto a la regularidad.
Es aconsejable verificar la información con la oficina de Turismo de Iquitos, situada frente a la plaza principal. Una vez arriba, con las hamacas instaladas, y el barco en marcha, es un placer. A lo largo del viaje, el barco realiza paradas en distintos pueblos ubicados en los márgenes del río, en los que la gente local sube y baja mercaderías, ya que es un barco de carga.
La segunda parte del trayecto es desde Tabatinga, Brasil. Este segundo barco, es bastante más turístico, no es tan utilizado por la gente local, a diferencia del de Perú. También quien quiera viajar deberá llevar su hamaca paraguaya.
Es conveniente llevar una bolsa de dormir para prevenir que el frío de la noche ataque por sorpresa.
El precio (200 reales, aproximadamente) incluye las tres comidas, desayuno, almuerzo y cena y funciona como un buffet. La regla es "Se puede servir cuantas veces se quiera, pero si sobra comida en el plato, deberá pagarlo". El barco tiene una terraza en donde se puede apreciar la belleza y las dimensiones del río Amazonas. Si tienen suerte, se pueden ver delfines saltando justo a la hora del atardecer.
El barco finalmente, luego de cuatro días y tres noches, llega al puerto de Manaos. Existe la posibilidad de combinar este trayecto con un tercero, que lleva a los pasajeros hasta la costa de Belém.
Para mayor información sobre el viaje en ríos brasileros, se puede visitar la página del puerto de Manaos.
La ventaja de ambos viajes es que no se requieren sacar los tickets con anticipación, por lo que si en medio de la subida a Machu Picchu, uno se encuentra aventurero, puede viajar a Iquitos y subirse al barco, sin anticipación ni reserva.