En 2013 se cumplieron los 35 años del estreno de uno de los musicales más laureados de cuantos hayan visto los cines, Grease, la historia de amor entre una joven inocente y el chico macarra con el que vive una aventura en un verano que ninguno de los dos cree que se volverá a repetir. Ahora la cinta se repone en la cartelera argentina para que los fans la vean de nuevo en pantalla grande y para que aquellos que no conozcan la película sepan a qué responde la leyenda generada a su alrededor. Y es que en su día, allá por el año 1978, John Travolta vio su nombre lanzado al estrellato y Olivia Newton John, la co-protagonista, el suyo consolidado, ya que la actriz era también una conocida cantante que incluso habría representado a Inglaterra en Eurovisión habiendo quedado en el puesto número 4 en 1974.

Grease se convirtió en un símbolo para el público adolescente, con canciones míticas que fueron un éxito de ventas y que aun hoy son un referente en lo que a bandas sonoras de musicales se refiere. Rodada en los años setenta pero ambientada en los cincuenta, su diseño de producción era impecable y no había detalle de aquel entonces que no estuviera reproducido en la película. Pero ese fue solo uno de sus aciertos, ya que el largometraje en su conjunto ha deleitado a cuantas generaciones lo han visto y disfrutado. Raro es que quien no la conozca no la ame cuando la ve por primera vez, y digo por primera vez porque seguro que la verá muchas más.

Y es que sus protagonistas se hacen querer gracias a esa historia de chicos rebeldes que consiguen tener al público pegado a la butaca, envueltos en canciones que todos se saben y en un sentido del humor que conecta con las más diversas edades.

Desde niños hasta mayores, por eso la película funciona tan bien y ha logrado tener admiradores que no paran de crecer y de sumarse al fenómeno que fue y que sigue siendo. Una cinta que seguro que será capaz de llenar los cines como entonces, como cando Danny y Sandy, los reyes de la función, eran unos desconocidos que se presentaban ante el mundo sin saber que éste se iba a rendir a sus pies.