Al parecer la sociedad cuenta con mentes privilegiadas, capaces de superar la media normal y hacer cosas que aún no nos explicamos. Es el caso de un niño de 6 años de edad, Ayan Qureshi. Su indudable inteligencia y su amor por los ordenadores lo ha convertido en el instalador de Windows más joven de todo el mundo. Este jovencito tiene la capacidad de quitar un disco duro que esté protegido con la máxima seguridad y no solo eso, sino que también avise si el conocido navegador Explorer da algún problema.

Una prueba que se realizó en Inglaterra otorgó a Qureshi el título anteriormente citado, que desde los años noventa se da a aquellas personas que puedan y sean capaces de dedicarse al sistema de Windows de manera profesional.

Sin ningún tipo de ayuda y en las mismas condiciones que los demás aspirantes a esta prueba, realizó el examen obteniendo prácticamente la totalidad de los puntos a conseguir siendo estos 1.000 y su puntuación 700.

Ni siquiera tenía la edad de 6 años cuando hizo el examen y este pequeño es un genio indudable del área de la informática. Su padre, pakistaní al igual que su hijo y su mujer ha contado que lo único que hizo cuando era más pequeño es enseñarle o más bien su hijo observaba tareas tan básicas como encender y apagar el ordenador o entender el significado de algunos iconos del ordenador.

Según Microsoft, no es fácil aprobar esta prueba que el pequeño Avan aprobó notoriamente y mucho más difícil es alguien de estas edades imaginárselo consultando manuales y haciendo test para resolver los problemas o preguntas que contenía el examen ¿Y qué pasa con su futuro escolar?

El papá de este genio de la informática prefiere que no se dedique primeramente a este puesto como instalador de la compañía Windows y que se centre en sus obligaciones en la escuela.

Indudablemente las obligaciones primarias son realmente importantes y, a pesar de ser un genio y poseer un talento en cuanto a un área, también son necesarias unas nociones de cultura básica y desenvolverse en otros ámbitos como cualquier otro niño de su edad. Cierto es que esto puede ser vocacional, pero nunca se sabe el futuro que puede depararle y es mejor asegurar que lamentarse.