Una próspera metrópoli mesoamericana se secó hace unos mil años cuando dejó de llover, desencadenando siglos de largas sequías que motivaron, en gran medida, a sus habitantes a dejar la ciudad en busca de lugares más verdes en los que pudieran sobrevivir, según da cuenta un estudio reciente.
Los científicos han debatido durante mucho tiempo si fue la sequía o las fuerzas culturales lo que provocó el abandono de Cantona, una ciudad bien construida situada al este de la actual Ciudad de México.
Se conocían pocos detalles sobre su clima pasado, lo que llevó a los investigadores a echar un vistazo más de cerca a las condiciones climáticas que afectaron a la ciudad precolombina de Mesoamérica.
En su apogeo, alrededor de 90 mil personas vivían en Cantona, que se encuentra ubicada en una cuenca volcánica seca. La zona cuenta con una valiosa cantidad de obsidiana de cristal, piedra volcánica utilizada para el comercio y la fabricación de herramientas cortantes para la caza y la agricultura. Pero, a pesar de esta riqueza, las personas abandonaron la ciudad entre los años 900 y 1050 dC, según la investigación llamada "Los 10 misterios más olvidados de la historia".
Para averiguar qué pasó realmente, geógrafos evaluaron el clima antes y después del colapso de Cantona. Tomaron núcleos de sedimentos y muestras de Aljojuca, un lago situado a unas 20 millas (32 kilómetros) de la ciudad.
Al tratarse de la cuenca de un lago cerrado, Aljojuca permitió a los científicos rastrear el clima que tenía esa región en el pasado. Los investigadores examinaron la relación entre los diferentes isótopos de oxígeno, o variantes de ese elemento en el agua, y determinaron cómo se llevaba a cabo tanto la precipitación como la evaporación en el lago.
La proporción de los isótopos fue alta, lo que indica que el área tenía veranos más secos. Los análisis de otros compuestos en las muestras de sedimentos arrojaron resultados similares.
En general, sostienen los investigadores, Cantona todavía tenía veranos húmedos e inviernos secos, pero su habitual temporada de monzones fue perturbada por frecuentes sequías que se extendieron durante cientos de años, lo que perjudicó los cultivos y el suministro de agua en la zona.
El período fue de 650 años de sequías frecuentes entre el año 500 dC hasta cerca de 1150. Esta etapa seca no fue aislada, sino que formó parte de una época de sequía en las tierras altas del México de hoy que duró desde el 200 aC hasta el año 1300, justo antes de que el imperio azteca tomara el poder.
"La caída de Cantona ocurrió durante este intervalo seco, aunque la población de esta ciudad creció durante la primera parte del período. Es posible que la agitación política y las sequías en otras partes condujeran a más personas a esta gran ciudad", aseguró Tripti Bhattacharya, estudiante de posgrado de la Universidad de Berkeley.
Pero "cuando las sequías continuaron creciendo, la base de subsistencia para los habitantes que era la agricultura, entre otras cosas, cambió, lo que los llevó a irse, y entonces la ciudad fue abandonada" sostuvo Roger Byrne, profesor asociado de geografía en la misma universidad.
El estudio fue publicado en Internet el 26 de enero en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias.