En el mundial de programadores de computación, realizado en Marrakech, Marruecos, el equipo de estudiantes de la facultad de Ciencias Exactas de la universidad de Buenos Aires, se llevó el puesto nro. 15 compartido y 18 del primero al último, entre 128 casas de altos estudios del mundo. Todas las universidades del mundo clasifican previamente en competencias realizadas a nivel regional. 

Los chicos que integraron el conjunto argentino de programadores fueron Melanie Sclar, Ariel Zylber, quien había sido campeón mundial en las olimpíadas de matemáticas y Lucas Tavolaro Ortiz, bajo la supervisión de Agustín Gutiérrez y la coordinación de la matemática Irene Loiseau.

El evento de importancia global, estuvo organizado por el ICPC(International Collegiate Programming Contest) y la ACM (Association for Computing Machinery). La competencia exigía la resolución de 13 problemas bajo la temática de algoritmos -conjunto prescrito de reglas definidas, ordenadas y finitas que mediante pasos sucesivos, que no generen dudas, permitan realizar una actividad-, cálculos lógico-matemáticos y un desarrollo en tiempo real de programación C o Java C, sin distinciones.

Este evento que duró 5 días, tuvo su origen en Texas, Estados Unidos, como una competencia local y pasó de tener 7 a 13 problemas. El equipo argentino que se denominó MELARITA por las iniciales de sus integrantes, superó a universidades con trayectoria de siglos y gran fama mundial como Harvard, de EE.

UU; San Pablo, de Brasil, Standford o Princeton de EE. UU.

En América, la UBA quedó tercera y primera en América Latina. Los chicos pudieron responder 8 de 13 problemas. La competencia se la llevo la universidad estatal de San Petesburgo, Rusia, únicos que resolvieron los 13 ítems. Segunda fue la universidad estatal de Moscú y tercera la Universidad de Tokio.

Se intenta potenciar la creatividad, la innocación y el trabajo colectivo para desarrollar nuevos programas de computación y testear a los jóvenes cuando trabajan bajo presión.

Esto, que es un éxito absoluto para el país, y nos marca que el rumbo tomado es el correcto, no ha sido publicado con la efusividad de otras noticias menores como la operación mediático-política realizadas contra el pre-candidato del Frente para la Victoria, Florencio Randazzo, frente a un término usado en su contra, en una exposición de ideas con los intelectuales de Carta Abierta, queriendo provocar fisuras con el otro pre-candidato Daniel Scioli. 

Es hora de que el periodismo cambie las temáticas de su agenda.

Es de importancia vital para la Nación y para el resto del planeta la difusión popular del conocimiento científico, valor intelectual que nos permitirá mejorar con creces el bienestar de los ciudadanos del mundo, llamando a la curiosidad por la investigación a millones de niños y adolescentes que no tal vez no descubrieron aún su vocación. 

El ministerio de Ciencia, Tecnología en Innovación Productiva, dirigido por Lino Barañao, en conjunto con el ministerio de Eduación, han colaborado significativamente en estos logros, que con la asignación de mayor presupuesto a la investigación universitaria, por parte del gobierno Nacional, están formando una generación de intelectuales acordes a los primeros niveles mundiales. 

Jamás, desde hace 50 años, se han incrementado los niveles científico tecnológicos como en esta década y estos estudiantes son la muestra concreta de ello.