Aunque bien pudo ser otro el resultado, ya que en el partido ambos equipos dispusieron de ocasiones suficientes como para llevarse el encuentro, pero ya fuera por el poco acierto de la de los jugadores catalanes o por la magnifica actuación de su portero, Claudio Bravo que, evito en varias ocasiones que el conjunto Valenciano, pero el partido no se decidió hasta el final. También se le puede responsabilizar al arbitro que anuló un gol legal a Suárez, por un mal pitado fuera de juego.
Como suele ser habitual los barcelonistas salieron con la intención de apoderarse del balon, el Valencía se lo cedió, pero se plantaron fuertes atrás y salían rápido a la contra, desinquietando a los blaugrana en cada ataque, aunque sin crear claro peligro en la portería de Claudio Bravo. El partido transcurría con ocasiones para los dos, las primeras fueron más claras para el Barcelona, sobretodo una del urugüayo Luis Suárez, que solo contra el meta Valencianista, Diego Alves, se la tiraría a las piernas, además el arbitro anularía un gol legal, por un inexistente fuera de juego, otra vez a Suárez. El partido siguió muy disputado hasta el final de la primera parte, tanto que el árbitro Fernández Borbalán mostró cinco tarjetas amarillas, tres al Barça a Mathieu, Piqué, Alba y dos al Valencia a Barragán, Mustafi.
Los primeros veinte minutos de la primera parte fue un corre calles, con ocasiones para los dos equipos, las más claras para los Valencianistas que, se encontraron con un inspiradísimo Claudio Bravo, que, ayer, despejó todas las dudas que había sobre la portería de los azulgrana. El correcalles termino cuando salió Rakitic por Mathieu, retrasando a Macherano que empezó el partido como centrocampista defensivo. Aún con el control del juego, el Barça no veía puerta, el partido parecía sentenciado al empate.
Hasta que en la última jugada, en un córner sacado en corto, termino con un centro de Messi, que tras la parada de Diego Alves a cabezazo de Neymar, cayó en los pies de Busquets, que desde dentro del área rompió la bola para marcar en el último suspiro del partido, la euforia se apoderó de los catalanes y la decepción flotaba en el estadio Valencianista, pues la sensación era que su equipo mereció más. No obstante la afición coreó a su equipo, porque pese a perder frente al Barça le puso las cosas muy difíciles a base de buen juego.