Los Memphis Grizzlies son ahora mismo el segundo mejor equipo de la liga y de la Conferencia Oeste. Hasta este tropiezo habían logrado establecerse como los grandes dominadores del campeonato en base a un juego alegre, directo y efectivo tanto en el interior como en el exterior de la línea de triples. Por el contrario, los Houston Rockets no han logrado aún el ritmo de otros años y, aunque se mantienen en la cuarta posición empatados con los Portland Trail Blazerz, no son el equipo que tantas alegrías y esperanzas puso sobre la mesa en la pretemporada.

Parecía que sería un partido asequible para los Memphis Grizzlies, pero quedó claro desde el principio que no sería así.

En el Toyota Center de Houston, los de Tennessee empezaron el partido dominando sobre la cancha y aprovechando todos los errores que cometían en defensa los Houston Rockets para ir ampliando la ventaja. Sin embargo, cuando llegó el momento de llevar esa ventaja al siguiente nivel y plantear el partido en términos de juego interior se encontraron con un muro, la mala noche que tuvo su gran estrella Marc Gasol. El español no logró en todo el partido entrar en el juego y el primer cuarto no fue una excepción. Fue claramente superado por sus parejas de baile y acabó por jugar solo 25 minutos, y fue sustituido por orden de su entrenador en vista de que no era su noche.

Al final 34 a 28 y los primeros 6 puntos de desventaja.

En el segundo cuarto empeoró aún más las situación cuando los Houston Rockets llegaron a estar a 58 a 40 en el marcador a falta de 3 minutos para el final de la primera mitad. Afortunadamente a los Houston Rockets no les entró nada hasta el final del segundo cuarto y los Memphis Grizzlies lograron escalar hasta el 58 a 46 con el que acabó el segundo cuarto.

El tercer cuarto ya fue el final del partido. Los locales llegaron a una ventaja de 26 puntos con el marcador del tercer cuarto en 94 a 68 y todos dieron el partido por finalizado.

Del último cuarto poco hay que contar. Los Memphis Grizzlies lograron un 28 a 11, pero es que los Houston Rockets ya estaban haciendo las maletas para su siguiente partido en Minneapolis.