Increíble lo que se vio en el Monumental el pasado jueves. River necesitaba los tres puntos como el comer, después de dos empates y una derrota en los primeros tres partidos de la fase de grupos de la Copa Libertadores. Pero el equipo que dirige Marcelo Gallardo, ausente en el banco de suplentes tras haber sido suspendido, dejó nuevamente escapar la chance de asegurar el segundo puesto del grupo seis. 


River se presentaba con la presión de tener que ganar sí o sí, y hacerlo además con las ausencias de Marcelo Barovero en el arco y de Gallardo en el banco. Pero cuando el árbitro ordenó el inicio del partido, esa tensión se tradujo en presión contra la defensa peruana. 


El partido comenzó muy favorable al equipo local. A los pocos minutos, River ya dispuso de ocasiones claras; en menos de cinco minutos, Mora primero y Carlos Sánchez después, tras un grave error del arquero Gallese, pudieron abrir el score. En ese contexto se sumó un inconveniente inesperado para el "millonario": Lionel Vangioni se retiraba lesionado y en su lugar entraba el ahora internacional Ramiro Funes Mori. 


A pesar de las ocasiones que llegaban, sobre todo desde la banda izquierda con un expeditivo Ariel Rojas y un Funes Mori que se sumaba al ataque, jugada sí y jugada también, fue un defensor, Gabriel Mercado, el que subió el marcador en el minuto 26. Era el primero de lo que parecía que podría ser una goleada de escándalo. No sólo por las ocasiones del equipo local, cada vez más claras, sino también por la inocencia que la defensa peruana demostraba una y otra vez. A medida que pasaban los minutos, el arquero visitante, Pedro Gallese, empezaba a erigirse como la figura de la noche. 


En ese contexto se llegó al descanso. Tal y como ocurrió en el primer tiempo, River se vio forzado al cambio tras un golpe en la tibia de Álvarez Balanta, que obligó a Matías Biscay, segundo entrenador, a dar entrada a Mayada y colocarlo a la izquierda, moviendo al eje de la defensa a Funes Mori. 


En el complemento se vio a un Juan Aurich un poco más valiente en ataque, incluso hasta el punto de inquietar la valla de Julio Chiarini un par de veces. Pero la sensación era otra. El dos a cero era mucho más probable. Se olía en el ambiente. Tarde o temprano iba a llegar. Pero los minutos pasaban y la gente se inquietaba. A veinte del final, Teo Gutiérrez estrelló dos pelotas en el palo y parecía que el milagro inca comenzaba a gestarse. 


El arquero Gallese, ya confirmando su actuación histórica, seguía salvando a Juan Aurich. Lo hacía hasta con la mirada, como en el tiro que otra vez el colombiano Teo estampaba contra la madera, esta vez la del travesaño. El ingreso del Pity Martínez por Pisculichi había dado mucho aire a River en el centro del campo. Sin embargo, el equipo no la metía y el ánimo pesaba.

Así se llegó al último minuto, en el que un centro al área de River dejaba la pelota muerta para que Marcos Delgado empatara y silenciara al Monumental. El delirio fue total entre los jugadores de Juan Aurich, que festejaron el empate como una victoria. Y lo fue, ya que dependen de sí mismos para avanzar a octavos de final. No así River, que además de estar obligado a ganar, debe esperar resultados. 


"Tuvimos todos los méritos para ganar", declaró Marcelo Gallardo en rueda de prensa. Tiene razón, los méritos sí; pero no es suficiente. Mérito será también que un equipo del nivel de Juan Aurich avance a octavos de final. Hasta mediados de abril no lo sabremos. A esperar.