El comienzo de Sebastián Driussi en primera división en River no fue muy feliz que digamos. Entró en momentos complicados con Ramón Díaz y luego, con la llegada de Marcelo Gallardo, fue el recambio como delantero, pero casi sin poder convertir.
Es más, a pesar de un gol a Libertad de Paraguay en la Copa Sudamericana, donde River sería campeón, no logró tener regularidad en el juego y ser eficaz en la definición y, en partidos trascendentales, como contra Racing, no pudo contribuir al equipo.
Ya en el 2015 Gallardo optó por cambiarlo de posición.
Ya no jugaría como delantero, sino de mediapunta o volante ofensivo, con responsabilidades tanto en la creación como en la recuperación de la pelota. De esa manera consiguió, en este torneo, convertir su primer gol en primera división.
Pero no estaba todo dicho para este jugador. Ayer, otra vez en su nueva posición fue clave para la victoria de River 4-1 frente a Banfield, mandando un gran derechazo sin dejarla picar, tras una gran cesión de Fernando Cavenaghi.
¡Gol, gol y gol! Del juvenil campeón sudamericano con la Selección Argentina, para abrir el partido en Núñez y empezar a encaminar el encuentro para lo que sería un 4-1 definitivo con dos goles de Fernando Cavenaghi.
Dinámico e influyente, Driussi no dejó de molestar a la defensa rival, asociándose con Ariel Rojas, Matías Kraneviter y Gonzalo Martínez y generando mucho peligro en la defensa de Banfield, convirtiendo su segundo tanto en primera división.
Después se sucedieron tres goles más; el segundo de Ramiro Funes Mori tras una peinada en un tiro libre y dos de Fernando Cavenaghi; el primero tras un desborde de Ariel Rojas con definición al primer palo, y el segundo con un taco, tras un centro de Augusto Solari.
Pueden decir que fue el partido que convirtió a Cavenaghi en uno de los máximos goleadores de la historia de River, pero igualmente voy a insistir en que fue el día en que Driussi hizo desastres, con la esperanza de que este sea el inicio del despegue del juvenil; pues condiciones no le faltan.